¿Cuál es la relación que tienen los chillanejos con el patrimonio
cultural?
Muy fuerte,
quizás a lo mejor no se condice con lo que tenemos a nivel físico, la
naturaleza nos fue poco a poco limando un carácter que hasta el día de hoy es
nuestro baluarte, fueron los saqueos y los incendios de antaño junto a la naturaleza del “ojo que todo lo ve” que
sentenció los terremotos de 1751, 1835 y
1939 los que al parecer misteriosamente
cada cien años, nos visitan implacablemente para recordarnos que debemos
renacer de las cenizas.
Nuestro gran
patrimonio es la “memoria”, aquella que a falta de grandes museos e iconos que
se fueron destruyendo, se sigue conversando entre los nuestros, como una forma
de desmitificar los conceptos del arraigo y del desarraigo.
¿Existe conciencia patrimonial por los edificios que se han derrumbado?
Aquí debemos separar dos cosas; una, el pensamiento rector del chillanejo común, y aquel que pareciera visita, y seduce con la billetera, la globalización y el mercado.
El primero, tiene una clara conciencia de su entorno, de sus anclas, y referentes físicos que poco a poco se desmoronan, saquean, o lisa y llanamente se demuelen. Lo experimento día a día en los grupos a los cuales pertenezco, y a las redes de vecinos que a fuerza del desmantelamiento forzado, lloran en silencio como lo que no pudo la naturaleza, lo hace implacablemente la picota.
Los otros, son el mercado, la globalización, la asimilación forzada, y esa es la más terrible; son los que miden el crecimiento por números y estadísticas, son los que denomino “los desmemoriados”
Los que han convertido la relatividad en una de las columnas vertebrales de la sociedad...”Donde aquí no ha pasado nada”...Una calle adoquinada o un edificio que nos enfrenta a una época, al bello misterio del recuerdo, paso a ser "una calle o una construcción ninguneada