Desde 1974,
cuando retorna a estas tierras chillanejas, trae consigo sus libros, su familia
y también su revista CAUCE, aquella que nació en el sur, como búsqueda celosa
del registro cultural de la ciudad de Valdivia y que el destino, aquel que solo
entenderemos al final de nuestras vidas, hoy se publica entre nosotros.
Al maestro,
lo conocí en esas tertulias de los 80, en el entre piso de la casa Central del
antiguo IPROCH, sucesora de la U.de Chile y antecesora de la UBB, en el
patrimonial Grupo Literario Ñuble, institución que presidio durante años; publíco
este relato en la plataforma Chillán Antiguo como símbolo a todos los hombres
chillanejos que con "maestría" han
manejado el cincel y el martillo, y que con su trabajo constante
han iluminado sin ánimos ostentosos a todos
los chillanejos de espíritus libres que buscan y que ratos encontramos en estos
hombres un ejemplo a seguir. (Máximo Beltrán)
http://issuu.com/maximobeltran/docs/revista_cauce_cultural_2013
(copiar enlace en su ordenador para ver Revista Digital CAUCE CULTURAL)
HISTORIA DE
LA REVISTA “CAUCE CULTURAL”, en sus 50 años (1964 – 2014)
En medio de
este clima, el alcalde Damann, en los inicios de su mandato, recibía de parte
de la comunidad nacional y extranjera y fundamentalmente de los valdivianos que
residían fuera de Valdivia y de Chile, promesas de ayuda, él pedía “manden
libros, manden libros”. ¡Y le mandaron libros!
No pedía
alimentos, ni materiales de construcción. Temprano descubrió que era el momento
de recuperar la antigua Biblioteca Municipal, que en un incendio ocurrido,
mucho antes del terremoto, había desaparecido quemada. Era el momento de
recuperarla. Su ocurrencia tuvo efectos notables. Comenzaron a llegar cajas y
cajones de diversas partes del mundo. Cuando estos envíos empezaron a colapsar
los espacios disponibles, fue a hablar conmigo para ofrecerme el cargo de
director de la Biblioteca Municipal, ad honorem, por supuesto.
Naturalmente
acepté. Yo tenía jornada completa en la Escuela Normal de Valdivia. Le pedí al
director autorización para ausentarme de la Normal en las tardes para ayudar a
la Municipalidad en esta cruzada cultural. El director no sólo me autorizó sino
que, además, me felicitó por haberle aceptado al Alcalde este ofrecimiento.
Estábamos ya
en 1963. El Alcalde ya había comprometido el arriendo de una antigua casona de
la calle Picarte 732, que el terremoto había respetado; también había
construido las estanterías con personal municipal y había nombrado el personal que
trabajaría bajo mis órdenes; las bibliotecarias Luz Mardones Morales, Violeta
López Espinoza y un restaurador de libros y encuadernador, Rolando Delgado,
recuerdo, porque no sólo cumplieron como empleados municipales, sino también
como dignos asesores de mis proyectos.
Todo este
preámbulo es útil para darle a mi proyecto más valioso tan pronto la Biblioteca
normalizara su funcionamiento. Se inició esta etapa con su inauguración a
través de un acto solemne, con la presencia de autoridades municipales y
educacionales, ceremonia que tuvo lugar el 5 de abril de 1963.
Portada Primer Numero de Revista Cauce
Editorial / al antiguo estilo del mimeógrafo.
Un año
después, como parte de la celebración del primer año de la reapertura de la
Biblioteca, el 5 de abril de 1964, partimos con el nº1 de “Cauce”, en cuya
editorial que titulé “Nuestra justificación”, anoté en dos de sus párrafos: “La
antigua idea se materializa ahora, porque asó lo exigió el interés y el
entusiasmo de los numerosos poetas locales que participaron en el evento
literario de “Canto a Valdivia” y “Canto a la Reina de los Ríos” en la reciente
Semana Valdiviana. Esta revista mensual nace, para promover la capacidad
creativa de nuestros talentos literarios”. Fue éste el primer párrafo.
El segundo
párrafo: “Partimos así, sencillamente. Cuando hayamos conquistado este ambiente
y CAUCE, pase a formar parte del patrimonio cultural valdiviano, estamos
ciertos, que se ampliaran nuestras metas y mejorará nuestro rostro, porque así
lo quiere la Ilustre Municipalidad de nuestra ciudad”
Tres
imprentas la han editado en estos 50 años: Borneck, en Valdivia, Alianza de
Temuco y La Discusión de Chillán. Nació como revista mensual. Posteriormente,
ha sido bimestral, trimestral, semestral y anual.
Nació con 10
páginas mimeografiadas. Posteriormente, ha
comenzó a salir con 20, 30, 40, 60, 100 y 120.
Nació con
financiamiento amical. Ayudaron los amigos. Posteriormente, con avisos
comerciales y en los años últimos con e apoyo del FNDR, esto es con apoyo
estatal a través del Fondo Nacional de Desarrollo Regional.
Fue
creciendo la revista, porque fue creciendo también el número de colaboradores,
tanto en su etapa valdiviana como chillanense (chillanejo) con trabajos cortos
y largos que se entregaban. Si alguien me entregaba un tema redactado en 10
páginas y otros con 2 ó tres páginas, era obvio que el texto largo le quitaba
espacio a los textos menores. Lo ideal era dejar a todos conformes.
Nació como
revista valdiviana, allí con el respaldo de la Biblioteca Municipal y del
Centro Cultural “Peñiquellún” de notable
historia en la ciudad. Y en Chillán, con el respaldo primeo del grupo Literario
Ñuble y actualmente de la Corporación Cultural Ñuble 21.
ANECDOTARIO
DE “CAUCE CULTURAL”.
Cuando la
editaba bimestralmente con 60 páginas, funcionaba con avisos comerciales,
algunos con seriedad académica, como las
programaciones de la Universidad Austral. Mis colaboradores juveniles, estudiantes
normalistas y comercialinos, me sugirieron, que colocara “piluchas” en las
portadas. Les hice caso. Coloqué a la Reina de los Ríos, una niña elegida por
un jurado en homenaje al aniversario valdiviano. La Reina de los Ríos en traje
de baño, fue una sensación, se agotaron los tres mil ejemplares. Estábamos ya
en el Nª 50 de Cauce Cultural y era el año 1972 y el alcalde de Valdivia el Dr.
Jorge Sabat.
En 1973, el régimen
militar lo cambió todo. Debí venirme a Chillán. Lo hice con la revista Cauce,
que en ese momento aún no tenía apellido. Reinicié CAUCE en esta segunda etapa,
con el número 1 de nuevo. Fue un error, porque entonces apareció la revista “CAUCE”
de Santiago, publicación opositora al régimen imperante. Iba ya en el Nº 4 en
1975, cuando la autoridad me llamó para
preguntarme si yo tenía algo que ver con el “CAUCE” de Santiago. Le manifesté a
la autoridad que no tenía ninguna relación con esa revista. Me sugirió que les
hiciera una demanda por aprobación indebida del nombre. Le contesté que si eso
hacía perdería, porque los editores de esa revista son todos abogados y yo solo
tengo inscrito el nombre de mi revista en la Biblioteca Nacional y no en el
Ministerio correspondiente. Entonces el Gobernador me sugirió: ¡Colóquele,
entonces, un apellido a su revista!
Me pareció
genial la sugerencia. Cultural, podría ser. Y así fue. Sólo que ahora para
demostrar la antigüedad de mi “CAUCE” debería recuperar la numeración
valdiviana. Desde entonces, la revista Nº 4 de Chillán recuperó el Nº 50 que yo
había dejado en Valdivia. EL CAUCE capitalino, en compensación, me regaló una
suscripción anual por la “apropiación indebida…” por los 54 números editados.
La tercera
anécdota la protagonizó un periodista del diario “La Tercera” de Santiago, don
Gonzalo Orrego. Era el 5 de marzo de 1967 y me reprochó el que yo publicara
noticias chinas que me entregaba la agencia “Sinjua”. Lo hizo de esta manera: “La
única objeción que le hago a esta revista, se refiere a la propaganda que se
hace de China comunista en las cinco páginas finales. Una revista como “CAUCE”,
no debe inclinarse políticamente a ningún lado. El arte está encima de la pasión,
aunque ella le sirve de tema”. En treinta líneas le contesté al señor Orrego.
Haré un resumen:
“Frente a
esta observación, haré algunos alcances. Desde luego, esta revista cumple su
función: encausa inquietudes dispersas de jóvenes y adultos. Esa condición, sin
embargo, no le priva a sus lectores preocuparse de materias de que
habitualmente no hablan diarios ni revistas. En el caso de China, resulta
paradojal que sepamos mucho de sus defectos, pero muy poco de sus virtudes;
mucho de sus contradicciones, pero poco de sus progresos. Por eso he aceptado la colaboración de la
agencia “Sinjua”, para que nos entregue material sobre educación, sus
industrias, medicina, agricultura, etc. Conviniendo con el señor Orrego, que no
sólo el arte, sino también la cultura, sin distingos políticos, está por encima
de cualquier pasión”.
En una etapa
tan apasionante, como la que hemos vivido en estos 50 años hay una cantidad
importante de anécdotas asociadas a nuestras experiencias difusoras. Por esta
vez sólo las tres que he contado, que de algún modo retrata la época que nos ha
tocado vivir y los compromisos que hemos debido sortear para salir adelante.