Recogimiento, paz, espera...mientras el ulular de las sirenas a ratos marca el compás y las manos de cientos de voluntarios nos hace confiar que un mundo mejor siempre es posible.
Hoy en Chillán el humo nos envolvió, quizás para recordarnos lo frágil que somos, el Sol estaba rojo y una nueva "paleta de colores" del cielo a raudales caía.