De un tiempo a esta parte, me vi involucrado en la busca sistemática de fantasmas, de aquellos recuerdos olvidados por el paso del tiempo; me vi caminando por calles viejas que encerraban miles de cuentos de hadas. Mi memoria, un tanto fragmentada, la necesitaba para anclarme positivamente en mi reconstrucción. / chillanantiguo@gmail.com
jueves, 20 de octubre de 2011
Agradecimientos....
Cuando te inspira un objetivo importante, quizás un proyecto extraordinario, todos los pensamientos rompen sus ataduras: la mente supera los límites, la conciencia se expande en todas direcciones y te ves en un mundo nuevo. Las fuerzas, facultades y talentos ocultos muchas veces cobran vida y descubres que eres una persona mejor de lo que habías soñado ser.
Esa construcción es la que motiva muchas veces a seguir, aun cuando el viento sople en direcciones contrarias.
Amigos del Grupo Chillán Antiguo, gracias por estar física y en espíritu la tarde de ayer, como toda obra humana es materia de seguir perfeccionando y pido disculpas si hubieron errores
Muchas veces el reloj no va de acuerdo con el tiempo, un objeto y un concepto, en paralelo pero nunca unidos. Sirvan estas palabras para entender, la tranquilidad de un proceso, donde los silencios se respetaron.
Hace tres años, a través de la tecnología que nos irrumpe a veces con insolencia, reverti el mensaje de la globalización, creando un Grupo, que le puse por nombre Chillán Antiguo, acote las intensiones oscuras de la internalización y trate de usar lo que estaba a nuestro alcance para armar nuestra biografía alquímica como ciudad.
En ese derrotero nos vimos involucrados una red fraterna de amigos, y nos sumergimos sin querer en “otro” Chillán; no el oficial sino el paralelo a los libros; el escondido; el misterioso, del que se habla, pero que no está registrado.
De esa compilación, donde participan los vecinos anónimos y que enriqueció mi mirada de hombre y de chillanejo; y donde el aporte voluntario de los baúles comenzó a formar y entretejer nuestra memoria emotiva y colectiva. Donde ese material gráfico, guardado, que solo le pertenecía a ese pequeño grupo familiar, se transforma en parte de nuestra memoria de ciudad; personas, familias, arquitectura, barrios...todo lo imaginable que estaba a punto de extraviarse por el mundanal devenir del progreso, o que ya inevitablemente pensabamos que estaba perdido y estaba rescatado en alguna pieza fotográfica guardada en un archivo personal.
Esto, fue dando paso a otros resultados; a un blog muy simple, pero que por su contenido fue incorporado en la red de la DIBAM, y al año galardonado como uno de los Proyectos Bicentenarios por el rescate del patromonio de Chillán, en la ciudad de Santiago.
Un trabajo, silencioso, donde se van incorporando redes de amigos que junto vamos expresando nuestras visiones que tenemos de ciudad, y a través de tertulias fraternas reconstruyendo atávicamente nuestra historia.
En esa búsqueda de ignorados rastros y en el sondeo de calles y pasajes de barrios de Chillán, comenzamos un viaja hacia atrás, un regreso hacia lo profundo.
Los recuerdos y esos fragmentos iconógráficos son huellas que nos dejaron, de tal manera que al regresar sepamos donde quedamos. Por lo tanto debemos ver los recuerdos no como una reliquia del pasado, sino como catalizadora de futuro y el reto de la Corporación Patrimonial Chillán que ayer tarde simbólicamente se reunió, es muy sencillo y a la vez complejo es el de ”obligarlos” a recordar e incorporar en nuestros imaginarios aquellos recuerdos de un Chillán que ya no existe, de un Chillán que se desdibuja a veces por una Globalización que irrumpe con grosería.
Reciban mi eterna gratitud….
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