De un tiempo a esta parte, me vi involucrado en la busca sistemática de fantasmas, de aquellos recuerdos olvidados por el paso del tiempo; me vi caminando por calles viejas que encerraban miles de cuentos de hadas. Mi memoria, un tanto fragmentada, la necesitaba para anclarme positivamente en mi reconstrucción. / chillanantiguo@gmail.com
viernes, 30 de marzo de 2012
Josue Smith Solar (1867- 1938)
Fuente / Red Brügmann, Investigación, Arte, Conservación & Restauración
http://brugmannrestauradores.blogspot.com/2010/11/josue-smith-solar-y-los-primeros.html
Nació en 1867, único hijo del ingeniero norteamericano Silas Baldwin Smith, y Leonor Solar Ojeda, propietarios del fundo San José de Chillán. Cuando el pequeño Josue tiene seis años, su padre muere, dejando a su madre en una delicada situación, donde el dinero al parecer no era abundante. Se educa en el Colegio de los Sagrados Corazones de Santiago y en 1885 viaja a Estados Unidos a estudiar arquitectura en el Polytechnic College of Philadelphia, rompiendo la corriente de la mayoría de los jóvenes que viajaban a Paris a estudiar en la école de Beaux Arts.
Norteamérica es en esa época un nuevo foco de producción occidental de arte y arquitectura, que contraponiéndose al academicismo europeo, comienza a ver en la ingeniería y el diseño, las armas fundamentales para crear obras a escala humana, en armonía con el ambiente y de clara funcionalidad, aunque sin olvidar la estética del arte y estilo. Son sus mayores exponentes los afamados arquitectos Richardson y Sullivan, quienes influenciaron con su propuesta a la mayoría de los estudiantes de la época, incluido al propio Smith Solar.
Sus días de estudiante fueron complicados, la nostalgia por Chile y la escasez de dinero; hicieron que incluso debiera vender los muebles de su casa para poder pagar las cuentas de la profesora de francés que el mismo había contratado. Aun así, con grandes dotes, se tituló de “bachelor of architecture” en 1888. Tres años más tarde, y con motivo de la Exposición Internacional de Paris, parte junto a sus primos a recorrer Europa en bicicleta.
En el viejo continente se empapa y maravilla de la tradición arquitectónica inglesa, el estilo tudor y las reminiscencias del victoriano. Recorre Paris, Alemania, Italia y Rusia; valorando el despertar de la lujosa cultura de los zares, que a fines del siglo XIX había comenzado un creciente proceso nacionalista, equiparando su arte y arquitectura al resto de Europa.
Buen gusto, simpatía y versatilidad fueron las notas distintivas en la obra de Smith Solar. Un ingeniero- arquitecto educado en Estados Unidos, que debió enfrentar los acelerados cambios de una arquitectura que comenzaba a dejar atrás las pretenciosas formas del eclecticismo, y se sumía en una evidente inclinación hacia la funcionalidad.
Su temperamento inquieto y creativo ideó los planos de elegantes cotagges apegados al concepto de Ciudad jardín; suntuosos palacetes neoclásicos, modernos edificios en altura, enormes complejos educacionales e incluso proyectos urbanísticos como balnearios y parques.
El nombre de Smith Solar parece sonar hoy sólo por la ocupación y desalojo de su casa en Avenida República por un colectivo cultural Okupa. Su desconocida figura formó parte de los más destacados y descollantes arquitectos de principios de siglo, cultivando un sinfín de estilos que manejó con maestría y autenticidad; y cuya obra hoy es palpable en la mayoría de las ciudades de nuestro país. Desafortunadamente, a pesar de ser contemporáneo a arquitectos tan renombrados como Larraín Bravo, Kulzcweski, Bieregel, Forteza, e incluso Cruz Montt; la vida de Smith Solar parece estar condenada a un familiar anonimato, tal vez por su propio temperamento poco asiduo a la vida social, y la lamentable pérdida de su archivo personal, rechazado por universidades en donación y que terminó en la papelera vendido por cartoneros.
Cuando regresa a Estados Unidos en 1891, se establece en Wilmington, abriendo una oficina de arquitectura en el número 869 de la Market Street. A unas cuadras el padre de la arquitectura ecológica, Frank Lloyd Wright, también abre su oficina. Aunque jamás trabajaron juntos, en sus primeros años Smith y Wright guardarán gran similitud en sus trabajos, sobre todo en volumetría y proporciones formales de sus edificios; y en el uso de la madera como material para techumbres y revestimientos.
Paralelamente hace un master en arquitectura en Filadelfia, siendo discípulo del famoso arquitecto estadounidense Theophilus Chandler, gran gestor del revival norteamericano, con obras eclécticas cercanas al gótico victoriano y el jacobino.
En Estados Unidos, sus primeros trabajos se relacionan con el diseño y remodelación de interiores, trabajando en la construcción de los lujosos vagones del tren entre Boston y White Mountain. También parece haber erigido numerosas residencias particulares en el condado de Delaware, la remodelación de oficinas en Wilmington y algunos proyectos de iglesias presbiterianas. Además se desempeñaba como fotógrafo, dibujante y diseñador gráfico; ideando carteles publicitarios de los tranvías y el teatro, ilustrador de una revista, y activo participante en una orquesta como intérprete de la mandolina.
En 1893 con una carrera en auge, se casa con Cecilia Miller, hija de una importante familia de colonos alemanes. Viajan a Chicago para la luna de miel, y unos meses más tarde a New York, para embarcarse rumbo a Chile.
En abril de 1894 llegan a Santiago. Abre una oficina en la calle Moneda, y publica artículos en el diario El Ferrocarril, haciéndose de fama rápidamente, en una ciudad donde los ingenieros y arquitectos escaseaban. Sus primeros trabajos los desarrolla en Chillán, construyendo una casa para el molinero Manuel Wicker. También se le encomienda el nuevo edificio del teatro de Chillán, que nunca se concretó, pero en entusiasmó tanto a Smith, que escribió un extenso manual sobre diseño de teatros modernos.
Es en Santiago donde su obra adquiere gran preponderancia. El loteo de la antigua Quinta Meiggs crea un nuevo sector elegante, donde se comenzaron a elevar suntuosos cotagges, bajo el concepto de Ciudad jardín. Son estos los primeros ejemplos que rompen el esquema de fachada continua, y la monotonía neoclásica que tenía la ciudad. Lo mismo pasa con el loteo de fundos en el sector oriente, Providencia, Ñuñohue y Macul; son sitios ideales para crear grandes villas, de los más variados estilos, con una enorme casa principal, una o dos viviendas se servicio, cocheras y un gran parque, donde ver crecer a la familia o ir de paseo, alejándose del bullicio moderno de Santiago. En Providencia por ejemplo, Smith poseía una extensa propiedad donde había construido un simpático pabellón de portería, que más tarde vendió al industrial Arnaldo Falabella, cuyo palacio renacentista (actual Municipalidad de Providencia) y el pabellón de Smith, aun es posible ver en plena Avenida Pedro de Valdivia.
En 1900 cambia su oficina a la calle Huerfanos, y con gran entusiasmo inicia una serie de proyectos, construyendo poblaciones en Viña del Mar, y encargándose personalmente de las labores urbanísticas del nuevo Balneario de Papudo, fruto del loteo del fundo que poseía Fernando Irarrázabal, V marqués de la Pica. El pago de sus honorarios incluyó un pequeño paño frente al mar, alzando su residencia de verano. Además construyó en Papudo la casa de Horacio Recart, la de Julio Zamora, y el enorme Hotel Papudo, primero de categoría internacional, y que lamentablemente fue destruido en 1940 por un incendio.
En el vecino balneario de Zapallar, erigió las residencias de Carlos Aldunate, la de doña María Luisa McClure imitando un antiguo granero del Medioevo alemán en Medingen. Levanta otros chalets en Viña del Mar y en el otrora elegante balneario de Cartagena. Todas estas residencias parecen pertenecer a un mismo estilo, con atractivos detalles ornamentales, altas techumbres, torres, galerías, aleros y marquesinas; donde la tejuela de cedro y la madera en general tiene gran protagonismo. Estos detalles ornamentales eran diseñados y bosquejados por Smith, y muchas veces además diseñaba parte del mobiliario de la casa, como lo hacía la mayoría de los completos arquitectos de principios del 900.
Durante toda su carrera, Smith, demostró ser un versátil arquitecto, inclinándose por los estilos historicistas, que respondían a una estética magnífica pero de gran comodidad y modernidad. Diseñó numerosos edificios bajo esta corriente, siendo su preferido lo cercano al cotagge inglés, con reminiscencias del tudor, e incluso isabelino. Además cultivó en algunos ejemplos elementos del gótico, neoclásico y art nouveau; culminando en la severidad de los estilos modernistas, que abandonaron la pretensión de las formas extravagantes, en pos de líneas simples y funcionales. Sus últimos trabajos se encausaron en la conformación del Barrio Cívico, creando sobrios, altos y elegantes edificios, como es el Hotel Carrera y el Edificio del Ministerio de Hacienda.
El Neogótico
Hacia el 1900 el historicismo tiene un nuevo auge, y el neogótico se impone como un extravagante estilo, que con sus sinuosas e intrincadas formas cautivó a gran parte de la población. En Chile, el español José Forteza ideó los planos de los más conocidos ejemplos: las residencias de los señores Undurraga y Guzmann, ambas demolidas tristemente en la década del 70.
Paralelamente, Smith también crea una serie de edificios con elementos neogóticos de excelente proporción y diseño. En la Calle Compañía proyecta tres edificios adosados, con fachadas distintas que incorporan elementos góticos en ventanas y frontones.
Otro ejemplo es un edificio en la calle Alonso de Ovalle, con un arco central que resguarda las dos puertas de ingreso, y se eleva en tres pisos, más mansarda; con elementos decorativos propios del gótico como rosetones, arcos apuntados y figuras alegóricas, obteniendo el primer premio en el Concurso de Fachadas de 1912. Fue demolido en 1990.
En la calle San Diego también diseñó un edificio con las mismas características, remodeló en el estilo gótico la residencia de la familia Cruzat en Calle Dieciocho, aun existente. Además diseñó la casa de Juan Mackenna en Monjitas con Mosqueto; y quizás su obra más conocida: el remozamiento de la fachada de la Basílica del Salvador en Santiago, donde imprime con gran astucia y coherencia los elementos formales del gótico: Arquerías ojivales, rosetones y pináculos, tres espectaculares portadas con figuras del evangelio, entre tantos y profusos elementos decorativos, que hoy lamentablemente penden de un hilo tras el abandono y los dos últimos terremotos.
El Neoclásico
Aunque no son muchos los ejemplos en la trayectoria de Smith, las obras que construyó respondieron a un neoclásico formal y de grandes proporciones, cuya característica principal fueron los grandes espacios y una especial preocupación por los pórticos de ingreso, donde imprime alturas magníficas e incluye grandes columnas y escalinatas.
Quizás por su educación en estados unidos, Smith, parece haber empleado un neoclásico de características más sobrias y elegantes que el pretencioso neoclásico francés, imperante en la mayoría de las capitales del mundo. De su obra sobresalen tres grandes mansiones, que guardan gran similitud. Una de ellas es la enorme residencia de la familia Alessandri en la Avenida República, cercana al neoclásico francés. La solución que le dio a la esquina, se alejó del típico concepto de fachadismo y torre, generando una gran terraza diagonal al terreno, con un conjunto de escalinatas que desembocan en un grandioso pórtico de doble altura, con dos grandes columnas. La fachada se desarrolla en dos pisos, más zócalo y una amplia terraza en el último nivel, con parrones. Aunque asimétrica, la neoclásica mansión, tiene elementos decorativos de gran nivel, distintos tipos de vanos y frontones, grandes rejas y balcones, pilastras y pabellones anexos para el servicio.
Otra gran mansión fue la que construyó para Agustín Edwards en 1916, posteriormente Embajada de Italia, en la calle Miguel Claro, y la mansión para la Embajada de Gran Bretaña en Avenida Vicuña Mackenna. Ambas casas son parecidas, en especial en el tratamiento de las techumbres con aleros y pequeños tragaluces. También tienen grandes pórticos con columnas y frontones clásicos, que desarrollan fachadas extensas pero dinámicas, con grandes espacios interiores y una especial atención en detalles ornamentales, escalinatas exteriores, escaleras interiores y diseño del parque, con piletas, espejos de agua y terrazas. Lamentablemente la mansión de Edwards fue demolida, y la Embajada británica hoy la ocupa una empresa que ha remodelado los interiores, tapeado las ventanas exteriores, y eliminado los elementos decorativos, perdiéndose el severo estilo que imprimió Smith.
Otros trabajos relacionados con lo neoclásico fueron la remodelación interior del Palacio Edwards del fundo Quilpué, en San Felipe (Hoy en ruinas). El diseño de un edificio para el concurso del Club de la Unión, que ganó Alberto Cruz Montt; la reconstrucción del antiguo Museo Nacional de la Quinta Normal, destruido por el terremoto de 1906; y el nuevo edificio del Portal Fernández Concha, que había sido destruido por un incendio a principios del siglo XX.
El estilo Inglés
El estilo “tudor” que consiguió imprimir en la mayoría de las residencias que construyó, fue quizás su recurso favorito y un distintivo de su obra. La concepción de grandes villas a la inglesa victoriana, o estilos más severos cercanos a tendencias medievales, fueron grandes protagonistas e invadieron rincones de Santiago y la zona costera de Chile. Construyó su propia casa en la Avenida república 550, en estilo Tudor, de gran factura y elegante forma, con galerías y pérgolas hacia el jardín. Sin mayores pretensiones, como él decía, era una casa donde ver crecer a su familia, en acogedores espacios enmaderados, sin grande lujos, pero con toda la comodidad americana. Tanto amaba su casa, que una fotografía de ella, era la típica tarjeta postal que enviaba a sus amigos en navidad o año nuevo.
Vecina a su casa, construyó en el mismo estilo la casa de la familia Ferrada, formando un gran conjunto. En calle Monjitas proyectó la residencia de don Hernán Gana Edwards, en un estilo más severo, con arquerías, revestimientos que asemejaban piedra, vitrales, almenas y altas techumbres. Su residencia más emblemática y reconocida en estilo victoriano, es la magnífica mansión de don Pedro Torres en Avenida Irarrázabal. La extensa fachada tiene quiebres diagonales, ventanales de doble altura, torrecillas y altos techos. En el interior hay salones enmaderados, un hall de doble altura con vitrales, una biblioteca con muros enmaderados y muebles empotrados, y chimeneas de piedra. Al conjunto se anexa un enorme parque, con un espejo de agua central, un pabellón de portería y una casa de servicio. Hoy esta mansión es el conocido Liceo Manuel de Salas.
Lo inglés está presente en otras residencias de Providencia y el centro de Santiago. La gran mansión de Carlos Larraín Claro en Pedro de Valdivia es un ejemplo, también la casa donde funcionó el Colegio Saint George, las caballerizas que construyó en el Club Hípico para Carlos Cousiño. También el conjunto de viviendas para La Caja de Ahorros de Empleados Públicos en 1916, bajo el concepto de ciudad jardín, un notable conjunto de residencias en Providencia, con fachadas distintas entre sí, y comodidades como toilette, salas de estar y jardines, para empleados de clase media.
El Art Nouveau
Smith incursionó en este peculiar estilo a principios del siglo XX, de forma paralela a Luciano Kulczewski, quizás el mejor exponente de construcción art nouveau en Chile.
No son muchos los ejemplos que persisten, ni tampoco numerosa la obra. En la calle Lord Cochrane n°47, construyó una gran casa para doña Mercedes Padilla en 1905. De dos pisos más mansarda, tenía una fachada con ondulantes y orgánicas formas art nouveau, un balconaje formado por la escultura de una mujer y su cabello, arcos, yesería con elementos vegetales, ventanas y abundantes elementos de fierro forjado y faroles.
Otro ejemplo es la Casa que construyó en el fundo del señor Jorge Vial, cerca de Rancagua. A pesar de que la obra final no se diferencia mucho de las típicas casas chilenas, aun mantiene ciertas características art nouveau, como los corredores y las columnas interiores, con capiteles vegetales. Un hall central de doble altura, grandes loggias, rejas y portones de fierro forjado con formas orgánicas. El bosquejo original mostraba una mansarda redondeada, y una portada con arquería de sinuosas formas, típicas del pretencioso art nouveau vienés o belga.
Los chalets de la costa
La obra de Smith no se limitó a la construcción en Santiago. Las nuevas urbanizaciones en los incipientes balnearios necesitaron de grandes arquitectos que erigieran suntuosas residencias de verano. En Viña del Mar construyó en la cima de la playa Miramar, según los cronistas “la residencia más confortable y elegante de Viña del Mar”; el mítico Castillo San Jorge, construido para Gregorio Donoso y posteriormente adquirido por la familia Lyon. Sus torres con tejas de cedro, galerías con vista al mar, espaciosos salones, terrazas y parrones, no fueron excusa para su demolición en 1977. También erigió un simpático chalet para la familia Riesco, en el sector de Los Castaños en 1905. La casa de Ignacio Infante, y otras residencias en Cerro Castillo y Recreo.
En Papudo la casa de la familia Recart, la de Julio Zamora, de la familia Rawlins, la de Javier Ortúzar, su propia residencia. En Zapallar, la de María Luisa McClure, la de la familia Greve, la de Carlos Aldunate. También en Las Cruces proyectó la casa de Florindo Labbé. En Santo Domingo y Cartagena hay algunos ejemplos también aun existentes.
En el fundo de la familia Eastman en Limache construyó la casa principal y las caballerizas, diseñó la casa de Juan Tocornal en Las Vizcachas; y remodeló la Hacienda San Isidro de Quillota, en estilo renacimiento español en 1926. En otros lugares del sur de Chile también subsisten algunos cotagges revestidos en madera y con grandes techumbres de cedro, como la Casa que encomendó Luis Izquierdo, Carlos Larraín y Luis Barceló como sede para su club de pesca, hoy convertida en un concurrido Hotel cerca del Lago Llanquihue.
En 1920 Josué Smith se asocia con uno de sus hijos, también arquitecto, Thomas E. Smith Miller. Junto a él y su oficina, crearon los más emblemáticos proyectos urbanos, en su mayoría encargos del Gobierno y grandes instituciones educacionales. En 1929 el Santiago College, encarga a Smith S. & Smith M., la construcción de las nuevas instalaciones del colegio en Av. Los Leones con Lota, en estilo renacimiento español, terminándose las ampliaciones y remodelaciones en 1950, por los hijos de Josué Smith, cuando éste ya había muerto.
Otro encargo institucional fue la construcción del edificio de la nueva Universidad Federico Santa María, en honor a este eminente personaje público que murió en Paris en 1925, y legó buena parte de su fortuna para la creación de una Escuela de Artes y Oficios en Valparaíso, adquiriendo un enorme terreno de más de 43 mil metros cuadrados. El estilo elegido fue el gótico escolástico, usado en la mayoría de las universidades americanas, creando un verdadero campus, quizás el primero en el país, con pabellones independientes para cada facultad y otros edificios de servicio, como departamentos para estudiantes.
Uno de sus proyectos más importantes fue la remodelación interior del Palacio de La Moneda, eliminando las antiguas bodegas de la casa de moneda hacia Alameda, y rediseñando los espacios interiores de la casa presidencial y los ministerios, en su mayoría intentando volver al estilo purista de Joaquín Toesca, eliminando estucos y modernizando espacios, como el despacho presidencial en estilo renacimiento español, con artesonado pintado y chimeneas.
También se le encargó el nuevo edificio del Club Hípico, un enorme complejo que se inició en 1918 y se terminó en 1923. El edificio principal, las tribunas de socios, es un verdadero palacio de la ingeniería, en estilo renacentista, que incluyó los primeros trabajos de hormigón armado para las tribunas voladas, tan innovadoras, que los visitantes pensando en el colapso, preferían utilizar las tribunas más bajas, mezclándose con las masas.
Construyó además pabellones y caballerizas, casas de empleados y de administración, en distintos estilos historicistas. Además diseñó el parque, con avenidas de plátanos orientales, pérgolas, terrazas, fuentes y espejos de agua. El conjunto mantiene intacta su magnificencia hoy.
El Modernismo post Guerra
Las últimas obras de Smith se relacionan al ambicioso proyecto del urbanista alemán Karl Brünner y el Barrio Cívico en torno al Palacio de La Moneda. Ahí Smith proyecta dos emblemáticos edificios, de corte moderno, el Ministerio de Hacienda y el Hotel Carrera. Ambos edificios tienen en el primer nivel el esquema de planta libre, organizándose en sus pisos superiores las oficinas y habitaciones. La fachada mantiene los postulados modernistas, pero en los remates y algunos detalles se observa cierta tendencia historicista, o atisbos del art decó; como se aprecia en el grandioso Hall central del Hotel Carrera.
Josué Smith Solar tuvo sus últimas oficinas en el elegante edificio de La Bolsa, donde trabaja minuciosamente junto a su hijo, dos dibujantes belgas y arquitectos colaboradores. Sus amistades en Estados Unidos y Europa, lo hicieron participar en proyectos internacionales, que le dieron gran fama y prestigio. Muere a los 70 años en 1938, continuando con su oficina su hijo Thomas, hasta su muerte en la década de 1950.
La muerte de los Smith se relaciona con la muerte de la pretenciosa arquitectura de principios del siglo XX. Las formas historicistas y extravagantes, fueron condenadas y repudiadas por las nuevas generaciones de estudiantes, que veían en el nuevo concepto norteamericano de arquitectura funcional, el desarrollo de las naciones. Ninguna universidad aceptó en donación el importante archivo particular de la oficina de Smith S. & Smith M., siendo regalado a cartoneros, que lo vendieron en la papelera. La muerte del archivo coincide con el inicio de la muerte también de la mayoría de los grandes palacios de Santiago, muchos de ellos construidos por el propio Smith.
Hoy con una ciudad tan carente de buenos exponentes arquitectónicos sobrevivientes, nos gustaría haber mirado un poco más allá, y haber mantenido esas infatigables obras, que más que un espacio residencial, eran verdaderos monumentos a las artes…
FUE EXCENLENTE ARQUITECTO , PUES YO ALABO SU SUS OBRAS . Y SUS CASA DE DEJO SON MUY HERMOSA COMO TODOUN ARQUITECTO IGUAL APOYADO POR SU HIJO.
ResponderEliminarLástima que nadie quiso recibir sus archivos...
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