sábado, 13 de julio de 2019

CHILLÁN Y EL TRABAJO DEL GRAFFITI MURAL

EL TRABAJO DEL GRAFFITI MURAL Y
EL FORTALECIMIENTO DE LA IDENTIDAD LOCAL.

Texto publicado en el Libro Memoria Gráfica 
de la Agrupación Pintarte
Pag. 297, autor Máximo Beltrán (2019)



Libro  Memoria Gráfica de la Agrupación Pintarte.
2009 - 2018
Primera Edición , marzo de 2019


¿Quién fui? ¿quién soy? y ¿quién seré?, son las tres interrogantes que sitúan el proceso de identidad personal y colectiva; de esta manera sutil y perenne se yuxtaponen pasado, presente y futuro en este viaje memorístico e identitario de pertenencia y arraigo de un colectivo urbano que lleva más de quinientos años. Chillán es un relato que anuda recuerdos desde 1580, que necesita ser contado a modo de cuentos alrededor del brasero en un corredor viejo, provocar que ese recuerdo te anude a la tierra y que de manera sempiterna seamos capaces de reconstruir nuestra historia, quizás resignificando todo lo aprehendido para llegar a situarnos limpios y sanos en las puertas de la modernidad.

Sin esa simbiosis no podemos hablar de identidad, tan solo de fragmentos parchados de un gran relato que asoma a veces, cuando el interés personal se ve afectado. De esa manera Chillan, como muchas ciudades y pueblos de Chile, es una sumatoria de parches que fueron sucediéndose sin querer y que reviste necesariamente un replantearse que queremos construir; para que la gesta de nuestros antepasados (y no hablo héroes y artistas que ya están muy “manoseados”) refleje una narración coherente lejana al ruido de la omisión en los textos de estudio de nuestro relato de ciudad, provocando una ignorancia muy peligrosa en el sentido, como decía el filósofo francés Jacques Derrida, “el desmantelamiento de nuestras construcciones simbólicas originaría la ausencia de centros, lo que implicaría una tensión permanente”, es decir la ausencia de un relato ciudadano implicaría si y solo si un desarraigo a su entorno, deshumanizándolo; dejando indefenso su sistema inmunológico de saberse, de reconocerse, de espejearse con el otro.

En este contexto de identidad emergen cuadrillas de jóvenes desde hace varios de años, que urden un entramado visual en los lugares más increíbles, registrando con el mural  urbano  historias de nuestra memoria; ellos son la agrupación “Pintarte”, colectivo de promueve iniciativas de educación, promoción y difusión del graffiti chillanejo. Insuflando diaporamas  y reflejos de nuestra identidad, con dibujo, color, líneas y atrevimiento; luchando para que no nos deshumanicemos en esta vorágine sempiterna en el que muchos caen sin vuelta. Pero ahí están reafirmando identidad y reconstruyéndola, escarbando en la memoria de sus padres y abuelos, trayendo imaginarios olvidados para que el transeúnte se pregunte, ¿de dónde venimos? ¿Cómo surgió ese relato? 

Gabriela Ferrada, Presidenta de la Agrupación Pintarte,
haciendo entrega de un ejemplar del libro a Máximo Beltrán

Las murallas viejas y feas se engalanan en este Chillán lleno de parches; los vecinos prestan sus panderetas, los colegios sus murallas, un edificio gubernamental sus pasillos y así éstos vestidos de memoria van  provocando interrogantes en nuevas miradas, gestos momentáneos que humanizan de nuevo al habitante de la ciudad, lo espejean con lo simple, con aquello al cual nunca debiera haberse desconectado.

Pag. 297