miércoles, 29 de octubre de 2014

CUANTO VALE EL CLIC - Editorial Revista Chillán Antiguo & Vitrina Urbana

p. Marcia Castellano

Para cada causa justa siempre habrá un Quijote. Sin importar de qué se trate, hoy en día las redes sociales permiten apoyar sin necesidad de moverse del cómodo asiento: son las masas del dedo empoderado. Si hay que salir en defensa de los perros del Paseo Arauco, ahí aparecen los dedos empoderados con sus infinitos “me gusta”; si hay que repudiar a Monsanto, ahí aparecen otro dos mil deditos hacia arriba. Es que es tan fácil y tentador.

No hay que desmerecer los logros de los click activistas. Grandes cambios positivos, como el reciente quiebre entre Shell y Lego gracias a un video viralizado por Green Peace, demuestran que el poder del dedo es enorme. Sin embargo, los manifestantes de escritorio deben comprender que la vida no transcurre en las redes sociales sino que es en la cancha donde se ven los gallos, dicho en buen criollo. Menos cacareo y más acción.

Y si se trata de hacer tangible la buena voluntad, hace dos semanas un grupo de personas organizó una actividad denominada “Acción para la resiliencia local", mediante la cual se buscaba ofrecer un espacio de conversación y educación sobre temas que a muchos pareciera interesarles en las redes sociales: embalse La Punilla, las semillas libres, las AFP, el medio ambiente en general, etc. El día del evento los organizadores esperaban que llegara más de un centenar de personas que habían comprometido su participación, directamente o enviando su dedo a decir “Me gusta” o “Asistiré a este evento”, ambas opciones que ofrece Facebook. Con suerte llegó la mitad de lo estimado, sin embargo el ánimo no decayó.  Los organizadores lo reconocieron: “siempre somos los mismos”.

Mientras en un lado de la ciudad algunos se involucran, otros siguen compulsivamente haciendo clic en cuanta obra de caridad y causa de moda aparezca en las redes sociales. En tiempos de Facebook el lema es: Si tu palabra vale un clic, tu palabra vale muy poco.



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