jueves, 8 de marzo de 2012

NELSON OYARZÚN , Un estadio, un personaje….

Marco Aurelio Reyes Coca.
Decano de la Facultad de Educación y Humanidades / UBB
(publicación autorizada por el autor para la red Chillán Antiguo)
Diario La Discusión

aporte fotográfico /Carlos Salvo, Marcelo Herrera y Fernando Lahsen)




Resulta difícil explicar los mitos urbanos, máxime si está relacionado con el deporte, como es el caso del estadio chillanejo. Según la periodista Solange Domínguez, “era un habitante más de la ciudad, inmerso entre calles y avenidas. Su figura se distinguía desde los diferentes puntos cardinales con sus enormes eucaliptus, altas graderías y las torres de iluminación, que como vigías silenciosos, acercaban cualquier camino”.

Así era el Estadio Nelson Oyarzún, viejo recinto de Avenida Aguirre Cerda, caído en el 2007 para dejar paso al coloso “Bicentenario”, inaugurado por la ex Presidenta Michelle Bachelet. Sin embargo, el lente maravilloso de Víctor Orellana Navarrete, ha plasmado una obra que exuda recuerdos y emociones, destinada a perpetuar el mito. “Es el alma de un verdadero mito… que no conoce fin… sigue viviendo”. (Solange Domínguez).

El mito surge de una ecuación simbiótica desde 1916, con la creación del Deportivo Liceo, antecesor del Ñublense arraigado en el alma popular citadina. Otro componente es el Estadio, inaugurado por el Presidente Alessandri en 1935 (1er Centenario del Chillán Nuevo), construido en el “Arenal”, del Parque Schleyer, entre huertas y arboledas. La trilogía del mito se completa en 1978, con la llegada del joven y adelantado entrenador Nelson Oyarzún Arenas, formado en la disciplina alemana y destinado a revolucionar nuestro fútbol.

Permaneció tan sólo 8 meses entre nosotros, penetrando en el alma colectiva urbana. Su altiva estampa se fue carcomiendo por el cáncer asesino, cayendo abatido en septiembre de 1978. Las emociones lograron perpetuar su nombre en el añoso recinto, percutando el mito urbano, que gracias a los mágicos artilugios fotográficos de Víctor Orellana, estará omnipresente. Para Solange Domínguez, periodista, “lo que sigue es el mito y no se escribe en una historia, eso se vive en la memoria, para siempre”. Ingresa a la memoria urbana para pasar a formar parte de ella.

Nuestra perspectiva histórica de este mito, se observa desde el paradigma de la “historia cultural de lo social”, surgidas en Francia (historiados Roger (Chartier), en Inglaterra , historiador (Peter Burke) y en USA (antropólogo Clifford Geertz), los que han logrado capturar la “Alteridad” en los rituales populares, los simbolismos de la vida cotidiana, el protagonismo del sujeto popular y la microhistoria. El fútbol, fenómeno social, calza en esta interpretación cultural, apasionando a multitudes e intelectuales. El escritor uruguayo Mario Benedetti llamó a los estadios “el esqueleto de multitudes”. Es un fenómeno social del siglo XX, olvidado por los historiadores. Desde este nuevo enfoque historiográfico se abren para los estudios históricos culturales aspectos rutinarios de la cultura popular. Se trata de una historia social de las prácticas culturales, reivindicando su carácter social, como expresiones de las propias realidades y fenómenos sociales a los que ligan. La cultura involucra a una serie de objetos (imágenes) y prácticas (oralidad, juegos).

En este contexto se insertan los deportes masivos, como el fútbol, evidencia de una práctica cultural. Conmueve y comprueba la “ecuación, simbiótica”, el suicidio del hincha José Alejandro Urriola, envuelto en la bandera de Ñublense.



4 comentarios:

  1. Kitta Yañez Cuadra (Comentario)

    MI OPINION ES QUE EL ESTADIO DEBIO TENER OTRO NOMBRE. ME IMAGINO LO TRISTE QUE FUE LA TEMPRANA PARTIDA DE ESTE ENTRENADOR. PERO POR LA CIUDAD Y EL FUTBOL DE NUBLENSE HAY MUCHAS PERSONAS QUE HICIERON MUCHO EN LOS INICIOS DEL CLUB Y PASARON AL OLVIDO SIN PENA NI GLORIA, UN EJEMPLO EL ALCALDE DON ABEL JARPA. Y MUCHAS PERSONAS MAS QUE SEGURO ESTAN EN LOS ARCHIVOS DEL CLUB Y LA PRENSA DE CHILLAN.

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  2. No voy a emitir mi opinión en torno al nombre de su estadio. No me corresponde (soy de Santiago) y considero que el nombre no es lo trascendente. Sin embargo, el artículo rezuma personalidad y se filtra en los mitos urbanos delicadamente; esos que al decir de la periodista viven en la memoria para siempre. El mundo de los mitas, de las leyendas, que transmitidos crean identidad; sin que importe el grado de verdad histórica que existe detrás; toman forma y fuerza apoderándose de los espacios. Tampoco el futbol es una de mis pasiones; pero ¿cómo dudar que se encuentra en el subconsciente colectivo?
    Definitivamente me quedo con la belleza y la lógica de las palabras vertidas; y sigo siendo una humilde admiradora de ese aroma chillanejo que transmite este blog, a través de su quehacer diario.
    Felicitaciones
    Janette Cuevas

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    1. eso es lo que simbolisa a ñublense si no sabi no habli

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  3. Soy santiaguino como la lectora anterior, y también me encanta Chillán, unos familiares de mi señora viven allí, a pesar de que soy colocolino no dejo de sentir una simpatía por el Ñublenchester y por el hermoso estadio que la comunidad chillaneja posee. No quiero cometer el atrevimiento de pasar por encima del primer comentario, sólo disiento con eso de que el estadio debió tener otro nombre. Averiguando en la historia del fútbol chileno, este singular y querible personaje, Nelson Oyarzún Arenas, no tiene otro lugar donde sea homenajeado por su entrega al deporte y su contribución a tan joven edad. Además, no se debe pasar por alto, que si bien Isaac Carrasco ascendió a Ñublense a Primera, fue "Consomé", personaje querible si los hay, quien debió haber marcado a fuego la identidad del hincha rojo, por eso en su prematura muerte en 1978, pareció ser meritorio semejante homenaje, de alguna manera piensen que mucha gente joven no conocería la historia de semejante personaje del ambiente del fútbol sino fuera por su más que bien ganado nombre puesto en el estadio donde dejó más huella que ningún otro.

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