viernes, 25 de marzo de 2022

VOLVER AL MERCADO DE CHILLÁN CONTIGO

ESTA PLATAFORMA ENGARZADA A LA RRSS HOMÓNIMA; 
DIALOGA HACE 12 AÑOS EN TORNO A LA IDENTIDAD DE NUESTRO TERRITORIO; 
EN ESE RELATO CONTÍNUO HEMOS CONVOCADO NUEVAS Y DIVERSAS MIRADAS.





Por Laura Vicens L.
Chef y Nutricionista
@vicensnutrichef
Miembro FEGACH

Inevitablemente se nos viene a la cabeza el mercado cuando se nos pregunta por el polo gastronómico de Chillan. Así, sin pensar, lo nombramos y lo recomendamos. Porque ha estado aquí inamovible y sin variación desde que nos “hicimos” Chillanejos.

Reconocerlo fue de las primeras cosas que hice luego de perderle el miedo al “bicho”. A pesar de estar tan a la mano, ese hábito de hacer la feria los sábados ya se me había olvidado. Hacer la feria y llegar a la casa con los brazos medios adoloridos de llevar el tradicional bolso cargado de frutas y verduras. Sin duda, para mí era un panorama que disfrutaba, en ese tumulto de gente, donde se pregonan las frutas y verduras de la estación, donde los colores y aromas engalanan cada pasillo y patio. Alguna vez un feriante me explicó que estaban ordenados por número; pero para cualquiera de nosotros es el pasillo de las papas, el pasillo de los zapatos, de los frutos secos, la esquina de los pollitos, el rincón de las hierbas y así todo muy bien agrupado en su categoría alimentaria.

Y agarré mis bolsos, bien estampados con estilo boho(1) romántico a visitar a las caseras heredadas por mi madre. -“¡hola julita! ¿Cómo está?” - bajándome la mascarilla; ya no está todo cómo en mi memoria, ese patio ya no está tan lleno, la Julita está con arrugas, el pasillo de las papas ahora es el pasillo de las mascotas y en la pérgola no hay flores.

Y es que como nuestros hábitos, ese vergel también está tomando otra dinámica. Integrando en sus espacios el aromático café de grano, el plátano barraganete para hacerlo frito y la panela para hacerla con agua limón y hielo; “agüapanela”, a mi parecer la mejor importación gastronómica para soportar el calor de esta ciudad de artistas.

Poco a poco se fueron llenando mis bolsos, con cada una de esas cosas que no planeaba comprar. Motemei ¡en sério! lo venden al frente del Popeye donde venden miel de la zona y aceitunas, almácigos de pimienta morada, así me dijo la señora que se llamaba y que con los porotos queda muy rico y esas cositas amarillas que desintoxican el cuerpo. Con las llapas de cilantro, pepino y la lechuga fresquita de regalo para mi mamá. ¡Venga con su mami pa la otra! Se despide la Julita después de contarme que tiene ocho nietos y que muchos de los feriantes mayores dejaron de ir a vender por la pandemia. ”Casera, hoy el choclo no me llegó güeno pa humita, cómprele a mi vecina mejor”. Así las bolsas fueron tomando peso con compras honestas, libres de sellos y sin ningún empaque que la naturaleza no haya encontrado necesario.

A pesar de los cambios en nuestro mercado, como que el tiempo pierde su sentido, entre las pequeñas conversaciones de economía, consejos de medicina, agricultura y “gracias por su compra miamo”(2) se va pasando la hora y el estómago empieza “a zumbar” con el baile aromático de la cazuela enjundiosa y la mechada jugosa de las cocinerías. Y es que esa céntrica manzana es una capsula del tiempo, con personalidad arraigada y acogedora pertenencia.

1.- Es una mezcla de estilos, colores y culturas; relajado pero con onda y un toque de elegancia.
2.- Agradecimiento del feriante colombiano
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