viernes, 26 de julio de 2013

El misterio de los túneles de Chillan (2)

p. Maximo Beltrán

El tema ingenieril y que atañe específicamente a la salud pública en la  construcción del Chillán Nuevo (1835), fue previsto por las autoridades de aquel entonces. Un sistema de alcantarillado y evacuación con la tecnología de la época, claro… que nunca se imaginaron que 160 años después seria tema “patrimonial” (que ilusos)…sacaron todos los adoquines de Chillan y ahora es materia de preocupación los “conductos fecales” de nuestros  tatarabuelos.

No son las cloacas de Paris, que Alejandro Dumas nos relató ; dicen que la ciudad de los “Capeto”(1) se convirtió en un lugar tan desagradable para vivir, que la gente que viajaba hacia ella podía olerla antes de verla. Fuerte…quizás al leer lo que escribo, pueda entender  los sucesos revolucionarios y la sangre en la guillotina…Pero esa es otra historia, Chillan no es Paris y Chile no es Francia.

Queremos inventar túneles misteriosos y conclaves iniciáticos; insuflar leyendas y buscar piedras filosofales sin siquiera deshilachar el guante; ¿para qué rasguñar la piedra? Si el polvo de “oro” está suspendido en cada recodo de Chillán …¿acaso no miramos?

Sirvan estas palabras de introducción a un texto que encontré en un libro de 1980, Chillán gesta de cuatro siglos (1580-1980) (pag. 25) por Rolando Fernández Parra;  y nos ilustra a todos que son los “misteriosos túneles de Chillán”. Este libro reúne a la pléyade de intelectuales de la época, por cierto, la mayoría ya distantes en el espacio, pero que magistralmente el maestro Rolando convocó  para contarnos los verdaderos “relatos de Chillan”; no los imaginarios, sino aquellos con olor a tiempos reales y a significancias latentes, vivas… 

(1) Nombre que se le da a los Borbones en Francia






LOS PRIMITIVOS SERVICIOS DE ALCANTARILLADO EN CHILLÁN (s. XIX )

El alcantarillado que se recuerda, era un canal abovedado de cal y ladrillo, de más o menos un metro de ancho, que corría de oriente a poniente por el centro de las seis manzanas centrales de la ciudad, entre las calles Talcahuano por el sur hasta la de Vega de Saldías por el norte.

La alcantarilla pasaba por el centro de las manzanas según fuera la conformación interior de las propiedades que servía, y los servicios higiénicos se colocaban sobre el canal en forma tal que se evitaba la acumulación de materias fecales en el centro de la ciudad.

Los servicios higiénicos de entonces no eran lo que se llamó por un tiempo “de patente” y sólo se usaba el cajón horadado. El aseo de la alcantarilla se hacía dos o más veces por semana echando agua desde un canal que corría por la cañada oriente (hoy Av. Argentina), la que arrastraba los “detritus” hasta un cauce abierto construido en la cañada Poniente (hoy Av. Brasil), y ahí se iban a vaciar al estero Las Toscas.

Tan primitivo sistema, sencillo pero útil, tenía compuertas de acceso a su interior en todas o casi todas las aceras por donde pasaba, y para los efectos de sus cuidados por los trabajadores municipales, estas compuertas eran planchas de hierro dulce, de unos setenta cms. Por lado y se mantenían permanentemente con llave…









sábado, 20 de julio de 2013

Revista Patrimonial Chillán Antiguo Nº1


FUNDAMENTOS.
La RED URBATORIVM de SANTIAGO de CHILE, junto los srs Criss Salazar y la Plataforma Llave de Oro Patrimonial distinquieron  al sitio Chillán Antiguo con el reconocimiento  de la Llave de Oro mes de enero 2012. Previamente  en el año 2010, fue distinguido por Biblioredes de la Dibam, como uno de los 10 contenidos a nivel nacional por el rescate y puesta en valor el patrimonio de la ciudad de Chillán.
El objetivo de esta publicación que sería la tercera vía de plataforma patrimonial, después de la red facebook Chillán Antiguo; Blog Chillán Antiguo, ambos galardonados… trabajo profesional dirigido por Máximo Beltrán (artista visual y gestor cultural); es poner en valor el patrimonio tangible e intangible de la ciudad de Chillán.



Revista e Inserto fotográfico de colección.


En este Nº la  genealogía del Padre de la Patria
Don Bernardo O`Higgins Riquelme de la Barrera

PROLOGO EDICIÓN Nº1
p. Patricia Orellana

¿Qué somos sin la memoria? La respuesta es muy breve: NADA.
Hace algunos años compré un libro escrito por el cineasta Buñuel en que contaba su vida. Seguí las peripecias del autor en el mundo del cine, del arte, de las historias con sus amigos entre los que se contó Dalí hasta que se pelearon. No recuerdo mucho los detalles, pero sí que llegué a un punto en que me quedé brevemente sin respiración y se me borró de una plumada el resto del libro. Buñuel cuenta que periódicamente visitaba a su madre quien vivía en su España natal. En una de esas visitas llegó a la casa  materna con toda esa ilusión que provoca el retorno, la carga de nostalgia, en el fondo la afectividad que es todo un tema, porque es el eje de nuestras vidas. Tocó la puerta y salió la madre. El abre los brazos para acogerla, apretarla. Ella lo mira y le pregunta: “Perdón, quién es Ud.? El cineasta quedó golpeado, esa dura realidad era más fuerte y más brutal que cualquiera de sus famosas películas. Y se da cuenta de manera inequívoca, que sin ese arcón maravilloso que denominamos memoria, no somos nada. Nada.

El terremoto del 24 de enero de 1939 fue para Chillán un golpe bajo a la memoria colectiva. La Tierra hizo lo suyo, lo que tan bien sabe hacer, sacudirse. Y los sobrevivientes con todas sus historias tejidas a fuerza de amores y desamores, de aciertos y desaciertos, de esfuerzo, tesón, sueños, esperanzas, sacrificios, etc., vieron como todo se cuarteaba, se resquebrajaba y se diluía. Se esfumaba.

Antes de 1939, fue el terremoto de febrero de 1835 el que aplastó también la memoria individual y colectiva de los chillanejos. El terremoto de 1835, que cuenta la historia que el señor cura de Chillán de ese tiempo tuvo la premonición de anunciar en plena misa dominical un par de meses antes y en varias oportunidades, determinó que la ciudad se tuviera que reconstruir totalmente y de manera tan drástica que cambió hasta su emplazamiento. El Chillán que nace post sismo de 1835, es el Chillán que desaparece el 24 de enero de 1839. Allí, en esa hora y en ese punto del planeta y del universo, se desmemoria Chillán.

Retomar los hilos de la memoria no ha sido fácil para la comunidad chillaneja, porque por muchos años se vivió, principalmente, la tarea de armarse como personas, como familias, como una nueva ciudad que hasta arquitectónicamente fue otra. Intentar asumir lo sucedido desde la sobrevivencia hasta la superación lenta y fatigosa de perderle el miedo, el pánico a los movimientos telúricos. Se vivió también el éxodo de cientos de familias chillanejas. Fue como un árbol que bruscamente vive el proceso acelerado de la pérdida de todas sus hojas. En medio del desconcierto post terremoto, las familias y la ciudad requieren volver a ponerse de pie. La memoria colectiva queda como en suspensión, entre paréntesis.

No está de más recordar que esa noche tremenda del 24 de enero de 1939, las historias de las familias chillanejas representadas en sus fotografías, documentos, libros, sus casas, etc., se perdieron. Quedaron sepultadas bajo toneladas de escombros o consumidas por el fuego. Poco a poco, me imagino, todas las familias deben haber hecho el mismo ejercicio; se van mitigando las heridas, suavizando los dolores, y viene esa necesidad perentoria de reunir especialmente fotografías que devuelvan rostros, recuerdos, historias: memoria. Se atesoran, se miran una y mil veces en reuniones familiares y nadie quiere perderlas. ¿Regalarlas? Jamás. ¿Prestarlas? Rara vez.
Ha  pasado el tiempo y se han hecho interesantes esfuerzos por recuperar la memoria colectiva. Las personales, las familiares, las comunitarias. Yo le llamo a eso “memoria” y “memorias”. Se ha ido reconstruyendo poco a poco el cómo éramos hasta del 24 de enero de 1939. La fecha en sí, esa noche trágica y todo lo que ello significó para Chillán y Ñuble, quedó como congelada en el tiempo, atrapada como en una fotografía gigantesca. Personas como el abogado e historiador Fernando Martínez Labatut, los docentes e historiadores Marco Aurelio Reyes, Alejandro Witker, Marcial Pedrero y otros, han hecho un importante aporte a la reconstrucción de la memoria colectiva de Chillán.

Con el advenimiento de la tecnología digital, surgen otras formas de  comunicación y de trabajo. El diseñador gráfico y artista visual Máximo Beltrán Fuentes cuando crea el sitio “Chillán Antiguo”, una iniciativa extraordinaria, tal vez no aquilató en ese momento, la convocatoria y respuesta que iba a tener a través de las redes sociales. Fue como destapar una caja cerrada. Cientos de personas comienzan a escribir, enviar fotografías (hoy con la digitalización es posible hacerlo sin pasar las fotos y arriesgarse a perderlas). Se forma una efervescencia por contar historias, se inicia el rico proceso de desprenderse de los recuerdos e historias amadas para compartirlas. Poco a poco, lenta, lentamente, se va rearmando la memoria colectica con todos estos aportes nacidos desde la afectividad, desde los recuerdos familiares.  Se ha ido armando a través de este Chillán Antiguo, una historia no formal ni académica. Ha llegado y surgido desde el nido de los recuerdos de quienes han participado a través del tiempo. Y se ha ido dando un juego compartido que es como ir armando un rompecabezas. Como en un collage se han ido pegando recuerdos y ha ido surgiendo un imaginario colectivo que permite ser parte y compartir al mismo tiempo una memoria colectiva.

Y entonces entramos de lleno a un espacio en que palabras como Patrimonio, Identidad, Identidades y Pertenencia, tienen y adquieren una connotación muy fuerte. Porque de eso se trata. Los esfuerzos desplegados por reforzar la memoria colectiva nos llevan a reconocer nuestra identidad e identidades. Nos anudan y nos obliga a mirar y reconocer nuestro patrimonio. Todo este amasijo tan sutil nos envuelve para hacernos sentir ese lazo que se denomina pertenencia. Quién soy y de dónde vengo. Allí me reconozco. Allí se escucha el aletear de la sangre que ha venido atravesando desde generaciones, desde muy atrás, hasta nosotros. Allí está todo lo que sin demasiadas explicaciones nos anuda a la tierra.

Este nuevo y tercer espacio o plataforma nos ofrece la posibilidad se seguir armando historias. La individual y la colectiva. Es una invitación abierta a compartir con generosidad lo que somos. Estas interesantes instancias que se crearon a través de la iniciativa de Máximo Beltrán, debemos aprovecharlas y cultivarlas. Hacerlo con todo el cariño, el respeto y la generosidad que esto merece, porque es de todos. Hemos emprendido una tarea, un camino con la mirada puesta en el mañana, pero transitando un pasado que nos confirma. Los fantasmas que transitan por las calles de Chillán ya no están solos.





Vistas de la revista coleccionable

CONTENIDO.
Un aporte de la Intra-historia, aquella que se va formando  con el correr y devenir del tiempo pero que no ha sido en parte llevada a las aulas y a los libros; todo lo imaginable que se conserva en los relatos, en los materiales iconográficos, albunes familiares y que está  a punto de extraviarse por el mundanal devenir del progreso, o que ya inevitablemente perdimos.

SECCIONES.
La revista patrimonial Chillán Antigua tiene diferentes secciones, donde la comunidad chillaneja participa, es decir es un medio activo de compartir vivencias, historia, relatos, patrimonio e identidad. Siendo esta reforzada por las siguientes divisiones.
1.- Cartas de chillanejos que están fuera de la ciudad y comparten sus vivencias.
2.- Albúm de familia, donde los chillanejos podrán compartir sus fotografías patrimoniales e ir formando nuestro album como ciudad.
3.- Aportes de historiadores, artistas, gestores culturales, autoridades sobre la contingencia patrimonial en la ciudad.
4.- Incluye la publicación una separata coleccionable de una foto patrimonial de la ciudad.






STAFF.
Director; Máximo Beltrán Fuentes.
Editor;  Patricia Orellana Cea
Comunicaciones: Laura Daza
Colaboradores: Ramón Bastías, Marco Aurelio Reyes, Carmen Mantilla
Fotografía: Plataforma Chillán Antiguo y familias Arévalo, Bastías,  Bocaz, Cabrera, Etcheberry, Fischer, Jofré, Riveros, Sandoval y Salvo.

PUBLICO / Destinatario
Estudiantes Enseñanza Media y Superior
Universitarios carreras Pedagogía,  Historia y afines.
Chillanejos y Publico general

DISTRIBUCIÓN
Chillán / Kioskos del Paseo Arauco
Libreria Mas Libros / Roble 844
Librería Todo Libros / Libertad 744

VALOR
$ 2.000

CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS Revista.
Revista de 16 paginas
Tamaño 27.5 x 21 cms.
Impresa a un color
Papel Tapas couché de 130 grs.
Papel Interiores papel imprenta 52 grs.

INSERTO
Fotografía patrimonial coleccionable
Impresa a un color
Papel couché mate de 300 grs.