p. Diario
del Maule Sur
EL HERALDO
RAUL BALBOA
IBAÑEZ
Hijo del
prócer y de doña María del Rosario Melchora Puga Vidaurre, nació en Santiago el
29 de junio de 1818 y falleció en Perú el 24 de noviembre de 1868, a la edad de
50 años, “por uso excesivo de opio, para buscar alivio a pesares amorosos”. Fue
soltero.
Heredero de
don Bernardo, llevó una vida social rangosa, viajó por varios países europeos.
Fue Diputado del Congreso peruano. Su apostura de galán le atribuyen varios
hijos, tanto en el Valle de Cañete como en Lima. Conservó el Archivo de su
padre, que regaló a Benjamín Vicuña Mackenna.
Poco
conocida es la vida, de Pedro Demetrio O”Higgins, hijo natural del Padre de la
Patria y de doña María del Rosario Puga Vidaurre, hija del Coronel Juan de Dios
Puga y que después don Bernardo lo reconociera como legítimo, siguiendo su
propio ciclo familiar.
El
Historiador, Miembro del Instituto O”Higginiano y ex – Diputado por Linares
Jorge Ibáñez Vegara, escribió uno de sus libro sobre este personaje, cuya
edición fue lanzada en Julio del 2006, agotada y al parecer no ha tenido nuevas
ediciones, cuyos derechos de autor pertenecen a este Instituto.
Es
interesante y ameno leerlo en sus 296 páginas, con sus numerosos capítulos, con
el Prólogo de Cristian Guerrero Lira, que van desde “Amores en tiempo de
guerra”; “ La vida sigue para doña María del Rosario”; “Abdicación, viaje y
residencia de O”Higgins en Perú”; “Juventud de Demetrio”; “La leyenda del
desafecto y los materiales de la infamia”; “Enfermedad, testamento y muerte de
don Bernardo”; “Demetrio dueño de Montalván y Cuiva”; “Mujeres”; “Viaje de
Demetrio a Europa”; “La atracción política”; “Muerte de Demetrio”; “Sus
descendientes” y varios capítulos más, que permite conocer la vida y
trayectoria del hijo del prócer, muy desconocida. Es destacable la Bibliografía
y fuentes de consulta en que está cimentada esta obra histórica, la cual tuvo
crítica favorable.
Acierto de
su Prólogo
En parte del
Prólogo Cristián Guerrero dice sobre Jorge Ibáñez: “quien si bien dedica sus
esfuerzos intelectuales a la vida de Demetrio O”Higgins, distinta por haber
vivido circunstancias históricas muy diferentes a las que experimentó su padre,
e incluso a las de la vida de su abuelo, el Virrey del Perú”…”no se refiere
exclusivamente a Demetrio, el joven y el adulto hijo del Libertador, sino más
bien se estudia la de una familia y la de su vida privada, aquella que
transcurrió intramuros en la casa de Lima o en la hacienda de Montalván”…”Y
como se trata de una familia, también se describen y analizan los problemas
económicos, las disputas por herencias y los delicados problemas de filiación”.
Amores en
tiempos de guerra
O”Higgins
era Director Supremo y deja Santiago el 7 de mayo de 1817 y permanece en
Concepción hasta los primeros días de enero de 1818, “apareciendo en su
destino, la joven María del Rosario Puga Vidaurre”, quien sedujo al Mandatario
de 39 años, con sus 19 años, hermosa y excelente amazona, pianista, casada y
separada de su marido José María Soto Aguilar.
“El destino
pareció reemplazar para O”Higgins, en Concepción, los fríos y las lluvias de la
zona, con la calurosa acogida que tuvo en la casa del Coronel Puga y
particularmente de su hija”. (Pág. 17).
“La joven
separada, vivaz, alegre moviendo agresivamente su cabellera colorina, rodeó a
O”Higgins con las habilidades de una mujer que maneja con naturalidad los
señuelos de la conquista. Su juventud y belleza, más que las supuestas
“artimañas de experimentada provocadora”, que le atribuye Eyzaguirre, fueron
suficientes para el encantamiento de O”Higgins”. (Idem).
Seducido don
Bernardo, “con el beneplácito de sus padres, ella pasó a ser la compañera
habitual del General, incluso en las cabalgatas de inspección de las
tropas…siendo bautizada por los soldados, la hermosa pelirroja como la
“generala”. (Pág. 18).
O”Higgins
regresó a Santiago y el Coronel Juan de Dios Puga, su esposa, las dos hijas y
un hijo varón, viajaron con el General en Jefe, quien en la capital dispuso la
entrega de la mansión del marqués de Pita, en la calle Catedral, “solo a una
cuadra de su palacio de gobierno”.
El
nacimiento del hijo
Las visitas
del Director Supremo a la residencia de los Puga Vidaurre continuaron, pues el
hijo adulterino estaba por nacer. Se busca una solución al problema, “que no
era menor, tanto para el prestigio de la familia Puga, como para el crédito del
Director Supremo”. El embarazo acercó a
ambas familias, surgiendo la cuestión de la “dignidad” y el necesario
ocultamiento del vástago ilegítimo…”siempre complejo y delicado”, para las
costumbres conservadora y católica de la sociedad de la época, máxime del nivel
de prestigio y relevancia que poseían ambas familias.
Al día
siguiente del nacimiento, se bautizó al niño “en secreto”, en la Iglesia de San
Isidro, como “Pedro, hijo de padres desconocidos”. El niño quedó en manos de su
madre y abuela materna, hasta los 5 años, en que Demetrio fue llevado al Perú
en 1823, por su padre al exilio, después de su Abdicación al Gobierno.
Durante
muchos años Demetrio ignoró la existencia de su madre; pero después hubo entre
ellos correspondencia por cartas; pero nunca se encontraron y sobre lo cual
este autor entrega antecedentes valiosos e inéditos.
Doña María
del Rosario, en plena juventud y alejada ya de don Bernardo se enamoró del
Coronel patriota del “bando de Carrera” José Antonio Pérez – Cotapos, con quien
tuvo dos hijos Federico y Catalina, ambos fuera de matrimonio, pues su esposo
José Soto Aguilar (no pudo divorciarse), fallece en 1842 y ella el 3 de enero
de 1858, a los 63 años.
Opinión (Raúl Balboa Ibáñez)
Esta obra
despeja muchas incógnitas y especulaciones sobre la vida del prócer y su hijo,
que el espacio de una Columna no permite extenderse, reiterando que ella
pudiera ser reeditada.
Al contrario
de su padre, Demetrio llevó una vida licenciosa, dejando muchos descendientes
en Perú, por su actividad procreadora y éxito entre el mundo femenino. Uno de
los biógrafos de O”Higgins, sobre su hijo dice: “se le atribuyen más de 200
hijos ilegítimos”, a lo que este autor considera esta cifra, “una exageración”.
(Pág. 273).
Según el
Historiador Fernando Diez Aljaro (fallecido), en ese país este apellido es muy
común, incluso él trajo a Linares a las “Hermanas O”Higgins”, quienes tuvieron
a su cargo, durante un tiempo, el Hotel y Bar “Astur”.
Demetrio fue
muy cercano a su padre, participando en las actividades agrícolas y comerciales
que tenía en Perú, que llevó a reconocerlo como su hijo y heredero.
Autorizó la
repatriación de los restos del prócer a Chile y en 1868 una Comisión Chilena
presidida por Manuel Blanco Encalada, cumplió este cometido, ocurrida el mismo
año de su fallecimiento, en noviembre de 1868. Financió el Mausoleo de Mármol
en el Cementerio General, donde quedaron sus restos. Posteriormente trasladados
a la Plaza de la Ciudadanía, en la Alameda (donde están hoy), que lleva el
nombre del Libertador.