TANAGRA & CHILLÁN
p. Máximo Beltrán
Chillán,
bendita sea su memoria, construida, destruida, saqueada, pero como un “ave fénix”, ha retornado desde las cenizas muchas veces, quizás la
impronta del chillanejo lleve el ingrediente del sinsabor de aquellos recuerdos.
Fueron
los nuestros que se levantaron en 1655, en 1751, en 1835, y en 1939, cuatro
fechas decidoras del temple chillanejo que corre silencioso por las calles de
Chillán; no llevamos el rótulo de mártires, nuestros fantasmas ya acusan y
reciben esas glorias, y los historiadores en la medida de lo posible y de lo no
posible han escrito muchas páginas de los bemoles y tránsitos desde que nuestros
padres se asentaron en el Valle del Itata con todos los sueños de la diáspora,
con todos los sueños de una nueva tierra, con todos los sueños de formar un
nuevo mundo….
Así,
entre viajes de aventura, y a escondidas …(el que lo entienda, no lo
profane)…entre inmigraciones disímiles se fue formando nuestra historia, que no
es mejor ni peor que otro pueblo, es lisa y llanamente nuestra historia. Todos nuestros padres, de las diferentes
comunidades trajeron solo las llaves,
mudo símbolo para abrir en este nuevo mundo las nuevas construcciones que
levantarían una y mil veces con la ayuda de Di-s.
A
intervalos de cien años, como un sino escrito por algo superior, Chillan se va
destruyendo y con eso también sus recuerdos. Sus anclajes físicos que nos atan a
la memoria, memoria a veces frágil que dura solo una generación y si no tenemos el reguardo de traspasarla,
se muere. En ese accionar de hacer
ciudad, muchas instituciones han pasado, otras permanecen y solo algunas
seguirán.
Dentro
de las instituciones que han existido, existen y existirán en la amada ciudad
de Chillan, se encuentra la Corporación
Grupo Tanagra, bendita sea su memoria; heredera de la Sociedad de Bellas Artes Tanagra ,
otrora Grupo Tanagra. Institución que ha tenido el respiro de los viejos,
tranquilidad, paso a paso, silenciosa, guardiana y cómplice; porque para ser grande
no se requiere gritar sino estar atento como un padre al devenir histórico de
la ciudad.
Con
esa metodología de los padres como Carlos Dorliahc, Gumercindo Oyarzo, Noemí
Mourgues, Angelino Gebauer, Jorge Chaves,
Berta Delepine, Darío Brunet, Marta Colvin, Hena Sepúlveda, Raúl
Cabrera, Alfredo Cabrera, Fidelina Rayo, Helga Yufer, Virgilio Caprile, Manuel
Villaseca, Ester Mendoza, Ramón Toro, Yolanda Molina, Guillermo Aravena,
Eduardo Torres, Baltasar Hernández; la
lista es interminable, pido disculpas porque la memoria escrita ha sido infáme
con los recuerdos.
Recordemos
a este puñado de vidas selectas, los nombrados y los ausentes; que no están
solos en este recuerdo; la comunión de espíritu en que vivieron junto a los que
en este día pónense de pie en el lindero de lo desconocido, para dialogar con
ellos en este día de recuerdos y gratitud por lo obrado.
No
me cabe la menor duda que están con nosotros, como estuvieron 80 años atrás,
para recordar los comienzos humildes, de sacrificios, caminos ásperos y la
gloria de una edad institucional donde los que abonaron este pedazo de tierra
cruzaron más allá de la línea medianera.
A
todos estos grandes maestros que partieron se une una pléyade de hombres y
mujeres que sin pensar en si han dado
forma a un Templo Simbólico del Arte,
guardianes de una las colecciones privadas de la ciudad más completas,
porque relata la historia de un pueblo, aquí no se trata de lo bello por lo
bello, sino de lo nuestro, por lo nuestro, así se escribe y relata la memoria,
ese concepto tan frágil que nuestros padres atesoraron para el goce de los que
vendrían. Porque el Arte no es egoísta, el arte es entrega y compromiso; ese es el “motivo de vida” de la Corporación Grupo
Tanagra.
Atesoramos
en nuestra historia, los desvelos del desarraigo, a falta de un espacio, el
arraigo a nuestro patrimonio ha sido piedra angular de nuestra existencia, la
historia de Chillan está escrita en nuestras murallas simbólicas.
Municipalidad,
Teatro Municipal, Universidades, Casa de Socios
han sido nuestros hogares, desde
el desalojo en la década de los 60 cuando la Casa del Arte; obra y trabajo de todos
los chillanejos e instituciones
culturales de Chillán; pasa a ser casa momentánea de la Universidad de Chile hoy
Universidad del Bio Bio…Los ajetreos de la historia, y la búsqueda sin
animosidad de respuestas, ha provocado en TANAGRA el arraigo a su historia, cuando
hojeamos los libros de Tanagra, nos sumergimos en la memoria de Chillan, como
se va construyendo ciudad, es que Tanagra escribe y describe la Historia de
Chillán…. donde los protagonistas muchas veces fueron hombres, sin ataduras,
sin memoria, no nuestros, que manejaron arbitrariamente nuestro patrimonio;
eran otros tiempos, así, a pesar del desalojo, sorteamos airosos como buenos
chillanejos, el sino de nuestro destino….
Hoy,
con la mirada tranquila que solo lo otorga el tiempo y lo bien obrado; estamos próximo a otro gran desalojo, es que
nos fuimos preocupando del alimento espiritual de Chillan y despreocupamos la
casa, tan acostumbrados a sortear airosos tantas diásporas.
Pero
el hilo de oro que todo lo hilvana sigue
su trabajo críptico, ya que de manera sempiterna recibimos día a día obras
de diferentes artistas y vecinos, que han entendido que la vida es “tan solo
dos días” y la memoria una eternidad. De esa forma hemos llegado a formar un
patrimonio visual que por lo dicho anteriormente le pertenece a toda la ciudad,
siendo un verdadero museo visual a la altura de las grandes ciudades.
Tanagra
es Chillán; Chillan es Tanagra, lo dicen sus murallas simbólicas. Y retomando
la idea inicial…”Chillán, bendita sea su
memoria, quizás la impronta del chillanejo y sus instituciones lleve el ingrediente del sinsabor del desalojo, del desarraigo, pero
de la atadura más fuerte que ni cuatro desolaciones pudieron quebrarnos; el
ARRAIGO a nuestra ciudad y el DESARRAIGO a perdernos , a no sabernos y temerosos de las asimilaciones.
Aquí
estamos.