Se nos fue mayo y con él, el llamado “Mes del Patrimonio”. En Chillán se desarrolló un programa extenso e intenso, con charlas ilustrativas, con visitas a diferentes lugares considerados patrimoniales y con una tímida campaña comunicacional alusiva.
Todo eso, muy bien. Hacía falta en una ciudad como Chillán, con tres o cuatro “fundaciones” en su Historia. Es de esperar que aquellos ímpetus surgidos gracias a la creación de la Unidad Municipal de Patrimonio, no se duerman ni se queden en las puras intenciones.
Vemos el revuelo que se levantó con los famosos “túneles” de la Avenida O’Higgins, que siguen allí, sin visitas mayores ni acciones concretas de estudio y preservación. Y eso que en un primer informe técnico conocido, se estableció la valía del hallazgo, datada en los comienzos del Siglo XIX. La pavimentación de la avenida quedó entonces en receso, mientras se espera una acción contundente por parte de las autoridades de nivel nacional. A todo esto, las molestias para los transeúntes se mantienen, viendo cómo el “progreso” ni las definitivas acciones de preservación patrimonial no terminan de llegar.
Por ahora, me he quedado con un icono interesante: la Casa Etchevers. El precioso edificio ubicado en Constitución esquina de Isabel Riquelme, que hoy ocupa una caja de compensación, es en sí un elemento del patrimonio material de gran valor. Pero su historial, sus sucesivos destinos y funciones, constituyen también un elemento patrimonial inmaterial destacable en nuestra historia urbana.
A comienzos del siglo XX, llegó a Chillán un inmigrante francés de apellido Etchevers, que se estableció en nuestra ciudad y que, a fuerza de constancia, iniciativa y gestión, consiguió hacerse un espacio social y económico destacable. Padre de 12 hijos, mandó a construir una vivienda cómoda, amplia y moderna. Uno de sus hijos fue el arquitecto que desplegó sus talentos y creatividad, basados en sus conocimientos de lo que se hacía en Europa.
Al fallecimiento de este franco-chillanejo, su viuda quiso perpetuar su memoria destinando la ya llamada “Casa Etchevers” para una obra de bien público. A comienzos de los años 70, bajo el Gobierno de Salvador Allende, ese edificio se transformó en el “Hogar de la Mujer Campesina”, residencia que recibía a las mujeres de nuestros campos que venían a dar a luz en nuestra ciudad y que carecían de recursos.
Tres el Golpe Militar de 1973, y con los herederos Etchevers diseminados por el mundo, el proyecto inicial de bien público fue cambiado abruptamente y el edificio pasó por senderos oscuros de propiedad privada. Hasta hoy, que se yergue monumental en la esquina citada, como testimonio del modernismo arquitectónico que llegó a Chillán, cuando la cultura golpeaba a las puertas de esta ciudad tantas veces reconstruida.
p. Miguel Angel San Martin.
Gracias Máximo y gracias Miguel Ángel por ayudarnos a recordar el Patrimonio Cultural de nuestro Chillán Antiguo. Para los que disfrutamos el Chillán de la "siesta provinciana" y luego nos alejamos por las vueltas de la vida, lo que hacen Uds es muy importante pues nos ayuda mantener vivo el recuerdo. Rescatamos de los oscuros rincones de la mente las imágenes ya borrosas de los buenos años idos.
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