Guillermo Sepúlveda Castro
Licenciado en Sociología y Gestor Cultural
Si lo que se pretende es hablar de la religiosidad en Chillán no podemos negar su gran diversidad, la cual sin lugar a dudas es una de las características socio-culturales más manifiestas a la hora de hablar de la espiritualidad chillaneja. Esto, desde sus inicios como comunidad orgánica ha sido así y es muy probable que permanezca vivo en la retina de quiénes pertenecemos a esta Tierra.
En sus inicios, las primeras órdenes religiosas que empezaron a instalarse en tierras chilenas fueron diversas. Cuentan las crónicas que Don Diego de Almagro ya traía en sus empresas de conquista a los representantes históricos de la actual Orden de la Merced ubicada actualmente al frente del Mercado de Chillán. Junto a ella además acompañan el bautizo sagrado del territorio: Dominicanos y Franciscanos. Estos últimos con un fuerte arraigo monárquico, lo cual sin duda marcó la historia viva de los miembros de la comuna de Chillán, tal y como lo atestiguan autores como Valenzuela (2005) en un artículo altamente esclarecedor denominado: “Los franciscanos de Chillán y la Independencia: Avatares de una Comunidad Monarquista”.
Como es posible visualizar la religiosidad cristiana ha sido una tendencia cultural fuertemente ligada a la fundación de la comuna. Es así como las creencias del nazareno aún siguen fuertemente edificadas y con un amor patrimonial aún vivo. Como reflejo de ello es el no querer (generalizado) demoler el Templo de las Carmelitas o el guiarse al ritmo de las “Campanadas de la Catedral”. Muchas son las facetas de este espíritu religioso, apelando desde el “sentido patrimonial” y llegando inclusive hasta nuestros dialectos en privado.
Contemporáneamente muchos hablan de la pérdida de este espíritu, pero si uno realiza el ejercicio de escuchar y comprender el dialecto del chillanejo, pronto dará cuenta que esto no es así. El ejemplo más claro de ello es la forma de designar las la mayoría de las Plazas de la comuna, las cuales son denominadas por sus Templos Cristianos más próximos y no por su nomenclatura histórico-militar: Plaza Sargento Aldea (llamada “La Merced”), Plaza General Lagos (denominada “San Francisco”) , Plaza Héroes de Iquique (llamada “Santo Domingo).
Son estas marcas culturales las que han hecho de la religiosidad chillaneja el girar en torno a un Tradicionalismo Histórico, emergente desde los primeros años de la fundación de la comuna, pero a la vez por el culto diverso hacia diversas santidades aún vigentes. El Alma de Chillán vive aún en las sombras de esos templos sagrados y sacralizados por sus propios miembros. Es tarea de todos reconocer la enorme historia religiosa que posee esta comuna, tierra aún poderosamente mística y arraigada en altivas virtudes de religiosidad cristiana e hispánica.
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