EL TRABAJO
DEL GRAFFITI MURAL Y
EL FORTALECIMIENTO DE LA IDENTIDAD LOCAL.
Texto publicado en el Libro Memoria Gráfica
de la Agrupación Pintarte
Pag. 297, autor Máximo Beltrán (2019)
Libro Memoria Gráfica de la Agrupación Pintarte.
2009 - 2018
Primera Edición , marzo de 2019
¿Quién fui?
¿quién soy? y ¿quién seré?, son las tres interrogantes que sitúan el proceso de
identidad personal y colectiva; de esta manera sutil y perenne se yuxtaponen
pasado, presente y futuro en este viaje memorístico e identitario de
pertenencia y arraigo de un colectivo urbano que lleva más de quinientos años.
Chillán es un relato que anuda recuerdos desde 1580, que necesita ser contado a
modo de cuentos alrededor del brasero en un corredor viejo, provocar que ese
recuerdo te anude a la tierra y que de manera sempiterna seamos capaces de
reconstruir nuestra historia, quizás resignificando todo lo aprehendido para
llegar a situarnos limpios y sanos en las puertas de la modernidad.
Sin esa
simbiosis no podemos hablar de identidad, tan solo de fragmentos parchados de
un gran relato que asoma a veces, cuando el interés personal se ve afectado. De
esa manera Chillan, como muchas ciudades y pueblos de Chile, es una sumatoria
de parches que fueron sucediéndose sin querer y que reviste necesariamente un
replantearse que queremos construir; para que la gesta de nuestros antepasados
(y no hablo héroes y artistas que ya están muy “manoseados”) refleje una
narración coherente lejana al ruido de la omisión en los textos de estudio de
nuestro relato de ciudad, provocando una ignorancia muy peligrosa en el
sentido, como decía el filósofo francés Jacques Derrida, “el desmantelamiento
de nuestras construcciones simbólicas originaría la ausencia de centros, lo que
implicaría una tensión permanente”, es decir la ausencia de un relato ciudadano
implicaría si y solo si un desarraigo a su entorno, deshumanizándolo; dejando
indefenso su sistema inmunológico de saberse, de reconocerse, de espejearse con
el otro.
En este
contexto de identidad emergen cuadrillas de jóvenes desde hace varios de años,
que urden un entramado visual en los lugares más increíbles, registrando con el
mural urbano historias de nuestra memoria; ellos son la
agrupación “Pintarte”, colectivo de promueve iniciativas de educación,
promoción y difusión del graffiti chillanejo. Insuflando diaporamas y reflejos de nuestra identidad, con dibujo,
color, líneas y atrevimiento; luchando para que no nos deshumanicemos en esta
vorágine sempiterna en el que muchos caen sin vuelta. Pero ahí están
reafirmando identidad y reconstruyéndola, escarbando en la memoria de sus
padres y abuelos, trayendo imaginarios olvidados para que el transeúnte se
pregunte, ¿de dónde venimos? ¿Cómo surgió ese relato?
Gabriela Ferrada, Presidenta de la Agrupación Pintarte,
haciendo entrega de un ejemplar del libro a Máximo Beltrán
Las murallas
viejas y feas se engalanan en este Chillán lleno de parches; los vecinos
prestan sus panderetas, los colegios sus murallas, un edificio gubernamental
sus pasillos y así éstos vestidos de memoria van provocando interrogantes en nuevas miradas,
gestos momentáneos que humanizan de nuevo al habitante de la ciudad, lo
espejean con lo simple, con aquello al cual nunca debiera haberse desconectado.
Pag. 297
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