Eran las once teinta minutos de la noche del 24 de enero de 1939 y la tierra empezó a sacudirse fuertemente en Chillán; destruyendo, desolando y el angel de la muerte nos acompañó esa noche entrando a la fuerza en nuestros hogares, arrebatándonos a nuestros hijos, hermanos y padres.
Un homenaje en la conmemoración en los 71 años (entrada del año 2010) de esa noche de terror que marcó a nuestras familias con ese sello "indeleble" del dolor.
La editorial de la Revista Zig – Zag del año 1939, en sus páginas escribía: copio textual estas palabras que nos dan un paseo por la historia de la ciudad y su constantes aciertos en su reconstrucción
POR QUINTA VEZ, CHILLÁN RENACERÁ FORTALECIDA DE SUS ESCOMBROS
Ninguna ciudad chilena y pocas en el mundo tienen una historia tan atormentada, tan acometida por la adversidad, como Chillán, que, como un acero puro y como los corazones de los mártires, ha templado su carácter y purificado su espíritu en el crisol del sufrimiento. Ha resurgido cada vez más grande y próspera de sus cenizas, y estamos ciertos de que esta tradición heroica no se interrumpirá ahora, pues cuenta con la energía indomable de sus hijos, la cooperación eficaz de los chilenos y la simpatía de América.
El 26 de junio de 1580, el Gobernador Rodrigo de Quiroga ordenó la fundación de una villa al margen del río Chillán, pues no había centro poblado alguno en el camino entre Santiago y Concepción. La ciudad llevó el nombre de San Bartolomé de Gamboa, que no duró mucho tiempo, pues se sobrepuso sobre el nombre indígena de Chillán. Primero se estableció en la ribera norte una fortaleza, a la se añadieron luego casas, talleres y fábricas, una iglesia y tres oratorios. Seis años después se establecía el primer molino. El progreso fue rápido gracias a la riqueza agrícola de la zona.
El 13 de septiembre de 1599, antes de cumplir veinte años, la joven villa fue asaltada por los indios, que prendieron fuego a las casas y se llevaron a numerosos prisioneros, principalmente mujeres. Sólo se defendieron los soldados del fuerte, que lograron salvar de la furia vandálica de los asaltantes. Luego se rehizo la ciudad, y al año siguiente resistió una embestida de los indios, que esta vez fueron completamente derrotados. El peligro indígena hizo conceder especial importancia a la fortificación y, al amparo de la seguridad, inició la villa su lento desarrollo colonial. Sin embargo, los indios no cejan, y entre 1620 y 1650 hacen sufrir varios asaltos a la ciudad. Así llegamos hasta el año 1655, en que el descalabrado régimen del Gobernador Antonio de Acuña y Cabrera alentó una sublevación de indios. La guarnición y los vecinos se defienden de las huestes del cacique Loncomilla, pero Quelutaro y Tomeco entran en la ciudad, y mientras los habitantes huyen al norte resguardados por las milicias, los indios la saquean y queman hasta los cimientos. Los chillanejos quedan flotantes, asilados en Santiago o errantes por el país, hasta que, en el año 1663, Ángel de Pereda ordena la reconstrucción, la que principia con pasmosa actividad el 1º de octubre, día del Santo Ángel de la Guardia. La ciudad se reconstruye en el mismo sitio, pero se llama ahora Santo Ángel de Chillán. La prosperidad recomienza y al cabo de pocos años la agricultura y las industrias están florecientes. Sin embargo, el camino jalonado de tragedias de Chillán está aún a medio hacer. Esta vez es el río el que invade a la esforzada villa y la inunda por completo. Los chillanejos reaccionan con la entereza de costumbre y construyen un tajamar. Este nuevo enemigo resulta tan tenaz como los indios y después de algunos ensayos de poco resultado en 1748 salva los muros y deja una huella de ruinas. El 25 de mayo de 1751 el río vuelve a invadir la ciudad y los pobladores huyen a la Cumbre de la Horca. En esto sobreviene un terremoto que derrumba del todo a la ciudad remojada. Esta vez la ciudad se funda en la Loma de la Horca, donde sigue su desarrollo hasta ser un emporio agrícola e industrial. Así llegamos hasta las luchas de la Independencia, en que Chillán tiene que sufrir un prolongado sitio, y sus hijos son los principales protagonistas de las batallas en esa región. O’Higgins, hijo del pueblo, recluta a lo mejor de sus huestes libertadoras. Iniciada la república, Chillán paga el primer tributo a la adversidad el 20 de febrero de 1835. Un terremoto la deja en ruinas. Por cuarta vez se funda la ciudad, ahora a tres kilómetros al norte de su antiguo asiento. Aquí la ciudad cumple más de un siglo de tranquilidad, y cuando sus males estaban olvidándose y era su progreso un orgullo para Chile, el destino le manda el castigo del 24 de enero.
Los pueblos que más han sufrido son los que adquieren mayor temple y fortaleza. La humanidad ha ido señalando con su sangre la ruta de su adelanto. Chillán renacerá una vez más de sus ruinas, y ahora la ciencia, la técnica y el ritmo vertiginoso de la vida actual harán en pocos días lo que antes costaba muchosaños…
Revista ZigZag 1939
Excelentes imágenes, Max, que nos hacen reencontrarnos con la raíz de aquello que no debemos olvidar.
ResponderEliminarCariños
MILITA
Excelente tu blog y las imágenes son geniales!!! Que bellos momentos y recuerdos nos regalas...
ResponderEliminarCariños,
Mónica
me siento orgullosa de vivir en chillan ...hay veces que me aburre su monotomia ....pero me calmo y pienso que somos mejor asi ....vivir en un lugar donde puedes caminar hasta tante en chile es un privilegio
ResponderEliminarQuerido Maximo: en efecto, las fotografías son sobrecogedoras y el recuerdo de aquellas horas no dejan de producirnos espanto, dolor, pero también un cierto orgullo al darnos cuenta que Chillán fue reconstruído con fuerza, decisión y valentía. Un punto a favor por los chillanejos y su empeño que rayó, en ese momento y en los siguientes, en un verdadero heroísmo.
ResponderEliminarEduardo Que tristes imagenes cuantas vidas se fueron esa noche me da mucha penita nuestro Chile siempre a sabido salir adelante con fuerza y lo seguirá haciendo siempre un abrazo gigante para mis compatriotas de Chillan.
ResponderEliminarMaximo gran contribucion haces al recordar la historia y el esfuerzo de toda esta gente que vive y a vivido en nuestro querido chillan, nostalgia da ver en estas fotografias cuanto sufrimiento y pena vivieron todos estas personas, pero a su vez orgullo me da ver como aquellas mismas pudieron salir adelante con sus vidas contribuyendo a que chillan sea una gran ciuad en estos dias, felicidades por tan buen aporte a la historia de nuestra ciudad
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