De un tiempo a esta parte, me vi involucrado en la busca sistemática de fantasmas, de aquellos recuerdos olvidados por el paso del tiempo; me vi caminando por calles viejas que encerraban miles de cuentos de hadas. Mi memoria, un tanto fragmentada, la necesitaba para anclarme positivamente en mi reconstrucción. / chillanantiguo@gmail.com
jueves, 16 de septiembre de 2010
Saludo Bicentenario / Grupo Chillán Antiguo
Estimados integrantes del grupo Chillán Antiguo.
(al decir de Valeria Frindt / Mag. en Historia)
SALUDO BICENTENARIO (por poner un título)
Al transitar por el material gráfico, comentarios de diferentes temas que evoca una simple imagen tomada hace muchos años por una mirada anónima: entiendo el Pliegue como un ejercicio de la memoria. Los recuerdos en la memoria se quiebran, se arrugan, se fragmentan y envejecen con la misma belleza que da el tiempo a una superficie. El tiempo carcome, corroe, despega y, consecuentemente, libera.
Un Repliegue es como un ejercicio de autoconocimiento. Detenerse en esa arruga, en ese quiebre que guarda una o nuestra historia, nuestra verdad. Cada cierto tiempo la vida nos enfrenta a estas arrugas permitiéndonos observarlas y aprendernos.
El Grupo Chillán Antiguo no es conocimiento sino que es un medio para el conocimiento; encuentro al pulsar el “Mouse” y veo su sentencia desplegada en la pantalla de mi notebook.
Chillán Antiguo nos invita a disfrutar, a deleitar las sutiles formas. Sugeridas imágenes que se sobreponen como el despliegue de la construcción des construida. El repaso de la imagen como registro, re-construyendo una realidad desde aquel ojo a quién le pertenecía o aquello que él sintió.
La imagen fantasmagórica de la memoria nostálgica fragmentada, de la construcción hecha pedazos, de la realidad detenida, suspendida en imágenes como advertencia adivinatoria de la realidad, más aún después del terremoto de febrero 27; Chillán Antiguo nos sugiere una posibilidad de reconstrucción, a partir de lo que somos, de lo que tenemos, de lo que hemos tenido: fragmentos. Quiero recalcar que en el mismo gesto de desconstrucción Chillán Antiguo elabora su propio registro histórico y gráfico, ese de las imágenes de su origen, tan frecuentes en nuestra memoria y que tanto decimos haber perdido. Chillán Antiguo nos ofrece la oportunidad de la reconstrucción.
Siempre será un privilegio poder conversar anónimamente con cientos de personas que no las hubiese conocido nunca, pero que a través de la magia tecnológica están cerca. A todos los amigos del grupo reciban mis saludos en estas fechas patrias, a los que están afuera siéntanse en casa, la fraternidad también cruza las fronteras. Uno de los elementos que hace grande al hombre es el ser capaz de enfrentarnos, a través de nuestras experiencias; la universalidad que no necesita explicaciones teóricas o que si las encuentra son un ejercicio de goce para quien las realiza.
Chillán Antiguo nos invita a mirar más allá de la gran ciudad, a desplegar este ejercicio voyerista a Chile entero y reconocernos en lo mínimo, husmear en la imagen carcomida de un país e ir al reencuentro con lo perdido, con lo que extrañamos; pero no como un recuerdo lastimero, sino invitándonos a conocernos y a mirarnos con todo lo que somos: pasado, destrucción, registro, fragmentos, recuerdos y reconstrucción.
Un abrazo
Max
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