pag. 26 Revista Chillán Antiguo & Vitrina Urbana
Nuestros tatarabuelos nunca se imaginaron que los conductos urbanos de evacuación fecal serían tema de interés patrimonial en el siglo XXI. El tema ingenieril y que atañe específicamente a la salud pública en la construcción del Chillán Nuevo (1835) fue previsto por las autoridades de aquel entonces, asegurando un sistema de alcantarillado y evacuación con la tecnología de la época.
Queremos inventar túneles misteriosos y conclaves iniciáticos; insuflar leyendas y buscar piedras filosofales sin siquiera deshilachar el guante; ¿para qué rasguñar la piedra? Si el polvo de “oro” está suspendido en cada recodo de Chillán ¿acaso no miramos?
Sirvan estas palabras de introducción a un texto que encontré en un libro de 1980, Chillán gesta de cuatro siglos (1580-1980) (pag. 25) por Rolando Fernández Parra; y nos ilustra a todos que son los “misteriosos túneles de Chillán”. Este libro reúne a la pléyade de intelectuales de la época, por cierto, la mayoría ya distantes en el espacio, pero que magistralmente el maestro Rolando convocó para contarnos los verdaderos “relatos de Chillan”; no los imaginarios, sino aquellos con olor a tiempos reales y a significancias latentes, vivas.
El alcantarillado que se recuerda, era un canal abovedado de cal y ladrillo, de más o menos un metro de ancho, que corría de oriente a poniente por el centro de las seis manzanas centrales de la ciudad, entre las calles Talcahuano (hoy Arturo Prat) por el sur hasta la de Vega de Saldías por el norte. La alcantarilla pasaba por el centro de las manzanas según fuera la conformación interior de las propiedades que servía, y los servicios higiénicos se colocaban sobre el canal en forma tal que se evitaba la acumulación de materias fecales en el centro de la ciudad.
Para los servicios higiénicos de entonces (fines de 1800) solo se usaba el cajón horadado y el aseo de la alcantarilla se realizaba vertiendo agua desde un canal que corría por la cañada oriente (hoy Av. Argentina), la que arrastraba los desechos hasta un cauce abierto construido en la cañada Poniente (hoy Av. Brasil), y ahí se iban a vaciar al estero Las Toscas. Los trabajadores que saneaban podían ingresar a estos desde las aceras por donde pasaba, accediendo a través de compuertas de unos setenta centímetro fabricadas en hierro dulce, las cuales se mantenían permanentemente bajo llaves.
Tan primitivo sistema, sencillo pero útil, estimados vecinos,
era el tan magno-misterio de los túneles.
Hola, llegué a tu sitio por medio de varios enlaces y me llamó bastante la atención este ariticulo, es muy interesante como algo tan común en el siglo pasado, hoy nos resulta tan llamativo.
ResponderEliminarYo soy de Lota y acá nos ocurre algo similar, por ejemplo por todas las calles del poblado industrial alto corren cañerías de cerámica de diversos diámetros (los mas grandes mas de medio metro), la mayoría fueron construidos en la mejor época lotina, cuando recien iniciaba el nuevo siglo y ahora hann salido a la luz en muchos sectores, lastima que los estan rompiendo. Por esta razón me identifiqué con esta entrada.
Muy buen blog y muy bueno el texto del encabezado, me dejó pensativo.
Saludos a la distancia