DECIMAS PARA MARÍA ISABEL
p. Revista Chillán Antiguo & Vitrina Urbana
Si un
hombre fuera padre de tres hijos de tres mujeres distintas, seguramente sería
calificado como un semental; pero si se invierte la frase y el sujeto es una
mujer, los epítetos no serían tan benevolentes. María Isabel Riquelme, en pleno
siglo XVIII, se atrevió a desafiar los cánones de la sociedad colonial al dar a
luz a Bernardo, Rosa y Nieves, todos hijos de distinta semilla. La profesora y
folclorista, América Valdés, se enamoró de este personaje y escribió, en exclusiva
para nuestra revista, la poesía en décimas titula “La hija de don Simón”, un
relato de quince estrofas fruto de un acucioso trabajo de recopilación
bibliográfica sobre la madre del Libertador.
p. Marcia
Castellano
Revista Chillán Antiguo & Vitrina Urbana Nº 16
María
Isabel y Félix estaban de novios. Ella era una joven de veinte años, de baja
estatura, bonita y de buena posición social y él un agrimensor de cuarenta. El
matrimonio duró solo dos años por el fallecimiento del marido, quien le dejó
como recuerdo una hija a la que llamaron Rosa. Félix nunca llegó a enterarse que
esa niña no era la primera que su esposa había dado a luz, porque tres años
antes, María Isabel había traído al mundo a un varón de cabellos de cobre, que
en el futuro sería conocido como el Libertador.
Pero
antes de ser enaltecido, el niño conoció la humillación de no llevar el
apellido de su padre. Era un hijo ilegítimo, huacho le llamaban, fruto de un fugaz
encuentro amoroso entre María Isabel, por entonces de dieciocho años y el
irlandés Ambrosio, de casi sesenta. Oculta por sus padres Simón y María
Mercedes en la hacienda de Palpal, la joven madre vio crecer en su vientre la
deshonra de su estirpe y fue ahí donde habría nacido el futuro padre de la patria,
quien quedó al cuidado de una familia del lugar durante cuatro años, mientras ella
fue enviada de regreso a Chillán Viejo a continuar con su vida de señorita de
buena cuna. Félix, el futuro marido, ignoró hasta su muerte este episodio.
Isabel
quedó sola con su pequeña Rosa de dos años. Tras siete años de luto, llegó a su
vida un nuevo amor, Manuel y una tercera hija, bautizada como Nieves. La
octogenaria Isabel murió en Lima y sus restos se encuentran hoy en el parque
Bernardo O'Higgins de Chillán Viejo.
ABUSO DE PODER
Si bien
los hechos descritos pueden no coincidir con otras versiones históricas, hay
quienes afirman que Bernardo O`Higgins nació en Palpal (cercanías de Pemuco) y
no en Chillán Viejo. Es esta la tesis
que rescata la folclorista América Valdés en “La hija de don Simón”, poesía en
décimas escrita especialmente para nuestra revista, inspirada en la figura de
Isabel Riquelme.
Varios
meses de indagación en publicaciones de autores como Marcial Pedrero Leal,
Fernando Santiván, Marco Aurelio Reyes, Carlos Oliver Schneider y Cecilia
Salinas, llevaron a la folclorista y profesora América Valdés, a concluir que
Isabel Riquelme es una mujer con más calles en su nombre que líneas escritas en
su honor.
Al compás
de la guitarra y versos octosílabos, con voz grave y sinuosa, asoma un
interesante personaje anónimo, independentista y valiente pese a su honor
mancillado, dolores y pérdidas profundas. “En un mundo colonial súper estricto
ella vivió sola este embarazo condenable en lo moral. Seguramente existieron
muchas como ella. Ambrosio no solo la embaraza sino que empeora la situación
porque ella ya estaba comprometida. El padre la escondió, le quitan al niño y
la casan con Félix Rodríguez. Todo fue en medio de un tremendo abuso de poder
hacia ella, mujer sin derechos. Sin embargo, ella también fue una mujer que
abrazó las ideas independentistas y de comportamiento controversial, pero poco
se destaca este carácter y se adorna su figura como la de una pobre madre
soltera”, afirma América.
LA HIJA DE DON SIMÓN
Por
América Valdés
I
Brillaban
en los solares
rayitos
de sol divino
y
añejábanse los vinos
entre
odres y lagares.
Ardían en
los hogares
las
brasas en los braseros
comerciábanse
corderos
Con puelches y chiquillanes
amasábanse
los panes
y
tejíanse sombreros
II
Los mozos
en su locura
Los
frailes cantando misa
Los niños
con su nodriza
Las niñas
con su costura.
Los
indios que en su bravura
sus
tierras no ansían dejar…
Tuvieron
que hacer llamar
del norte
algunos refuerzos
Para
“apoyar el esfuerzo”
Y
poderlos conquistar
III
Llegaron
de madrugada
con todas
sus guarniciones
Regimiento
De Dragones
De
Infantería Montada.
Alborozo
de soldada
muy
principal y aguerrida
de garra
y fama lucida
flamantes
de honor y gloria
cantando
vienen victoria
con sus
espadas bruñidas
IV
Habitaba
en una esquina
la hija
de don Simón
nacida en
esta región
mujer
criolla muy fina.
De
bonitura que anima
a dar por
ella la vida
estaba
comprometida
en voto
matrimonial
a
contraer esponsal
en una
fecha debida
V
Y como
estando su casa
frente a
la plaza mayor
y el padre era regidor
muy
principal de la plaza,
cada
persona que pasa
con
importancia exigida
en ella
es bien recibida
para
brindarle hospedaje
descansar
del largo viaje
y probar
buena comida
VI
Enviaron
de la corona
A un
capitán irlandés
bermejo,
serio y cortés
que se
alojó en la casona.
La
comitiva borbona
destella con su ilustrísima
ropa de
ver finísima
escudo,
insignia y blasones
cuero
curtido y botones
de
brillantez brillantísima
VII
Las niñas
cuando son malas
y saben
de mala vida
siempre
están bien prevenidas
de su
cautela hacen gala.
En cambio
la que se iguala
en
candidez a una santa
lo que le
asecha no espanta
no lo ve,
ni lo percibe
mas lo
contempla y recibe
y
cualquier cosa la encanta
VIII
Y el
coronel aguerrido
experto
en guerras y amores
perdido
ante sus candores
en breve
queda prendido.
Imaginar
ha debido
que por
la buena no gana
ni con un
toque de diana
la
confianza del cristiano
que
tiene ofrecida su mano
y en
conquistarla se afana
IX
Como si
fuera bandido
propúsole muy discreto
darle
visita en secreto
en el
cuarto de tejido.
Hablóle
muy conmovido
de su
honor, de su belleza
de su
prosapia y nobleza
de sus
ojitos de cielo
de su
talle de su pelo
de su
estampa de princesa
X
Y con la
diestra pericia
del que
ha sabido de amores
le reveló
los sabores
del deseo
y la malicia.
La
convenció de caricias
le
destrenzó su peinado
y con su
hablar refinado
le
prometió matrimonio
conjurándola
al demonio
disfrutándola
en pecado
XI
Cumplido
con su destino
cumplido
con su misión
montado
en su garañón
marchóse
por donde vino.
La
historia no ató el camino
del
capitán y la moza
mas dicen
que para esposa
se la
pidió al regidor
y este,
como hombre de honor
se la
negó en forma airosa.
XII
Se
esconde la niña hermosa
la hija
de don Simón
oculta en
el caserón
cuidando
el jardín de rosas
cautiva
la mariposa
sin salir
a parte alguna
laméntase con la luna
se siente
destituida
toda
profana y perdida
grávida y
sin fortuna
XIII
No ha
sido por imprudencia
que la
hayan esperanzado
tampoco
la han engañado
(benigna
y justa conciencia)
¡Juzgue su propia
indolencia!
-reitérale
a don Simón-
¡Que no
es mala inclinación!
¡Todo
esponsal será necio
pagando
tan alto precio!
¡Comprenda
mi corazón!
XIV
Y Dios
que premia dolores
Sufridos
muchos desaires
Le envía
un niño sin paire
Consuelo
a sus sinsabores
El niño
de sus amores
Bermejo y
de ojitos zarcos
Ilegítimo
y sin palco
Sin
apellido ni honor
La llena
y colma de amor
Sin
filiación ni contrato
XV
El resto
no lo contamos
Es parte
de nuestra historia
Prendido
está en la memoria
Y en el
suelo que pisamos
en esta
tierra que amamos
en las
casas y avenidas
en la
plaza, siempre viva
toda
impregnada de historia
en la
gente y su memoria
Chillán Viejo,
de mi vida…
pag. 20, revista Chillán Antiguo & Vitrina Urbana
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